También destaca su trilogía Los Enemigos del Comercio (2008), defendiendo el liberalismo económico y criticando al comunismo.
[3] Su pensamiento se enmarca en el libertarismo, y la afirmación de la libertad frente al miedo o coacciones que conducirían a la servidumbre es una constante en su obra.
Cuarenta años después, recapitulando sobre la investigación, Escohotado sostiene «una distinción entre espíritu y religión positiva.
Y el último punto concluía que «resultaba cómodo presentar el leninismo como una traición al marxismo, pero era una tesis puramente romántica proponer que la sociedad comercial podría abolirse sin un recurso a Partido único, censura y otras violencias».
La edición se agotó en apenas un mes, quizá gracias a que media Europa había amanecido aquellos días con pintadas como «Marx, Mao y Marcuse».
Pero el autor se opuso a reimprimirlo, entendiendo que estaba escrito con precipitación y «en pleno síndrome de autoimportancia».
La evolución del pensamiento griego desde Tales a Sócrates (Anagrama, 1975)—, donde intenta ordenar temáticamente los fragmentos dispersos de cada presocrático.
[cita requerida] El prólogo del libro ironiza sobre la figura del «especialista en la materia», que dedica nueve décimas partes de su espacio a comentar observaciones de sus colegas, y una o ninguna al autor comentado.
Como el especialista, que decidió hablar de sí mismo en cualquier caso, el posmoderno hace lo propio imitando a intelectuales como Lacan, Deleuze o Althusser, concentrados según Escohotado en disfrazar la vaciedad con una jerga cuyo misterio empieza y termina por retorcer la gramática.
La segunda parte del proyecto metafísico de Escohotado se concretó en la obra Realidad y substancia (Taurus,1985).
[23] El tratado metafísico u ontológico al modo clásico es ya entonces un género en desuso o considerado por muchos como obsoleto, que parte de definir categorías básicas del discurso para después deducir las siguientes categorías ligándolas de la primera a la última, y Escohotado elige: Comentando el Significado y verdad de Bertrand Russell, en 1944, Einstein detectaba «un nefasto miedo a la metafísica [...] y me complace especialmente constatar que en el último capítulo se reconozca lo imposible de arreglárnoslas sin ella.
Cuando pasó a estudiar fenómenos complejos, los doce años dedicados a «pulir la poesía en prosa que es la metafísica» serían recordados por el autor como fruto de una «tozudez anacrónica» cuya única justificación a posteriori pudiera ser la de crear familiaridad con «esas pocas palabras —esencia, existencia, materia, causa, accidente...— sobre las cuales descansa el sentido de las otras»,[27] como una condición sine qua non para poder pensar por sí mismo.
[28] Poco después publica Historias de familia, cuatro mitos sobre sexo y deber (Anagrama, 1978), su primer ensayo antropológico.
Pero incluye análisis paralelos sobre la prostitución ritual mesopotámica —que mandaba a las vírgenes permanecer en la escalinata del templo y entregarse al primer hombre que pusiese una moneda en su mano—, o el conflicto entre decencia y libertad impuesto a las mujeres romanas, pues solo las censadas como rameras disfrutaban del estatuto del mayor de edad; las demás eran consideradas individuos menores tutelados por algún varón, desde la cuna a la tumba.
Todo ese grupo de conductas deriva «del injusto arcaico por excelencia que es la lesa majestad, un desafío al poder del príncipe que las sociedades secularizadas desplazan hacia nuevos poderes mayestáticos, camuflados a veces por pretextos científicos como la 'farmacracia' descrita por Thomas Szasz».
Escohotado ha seguido llamando la atención sobre el estatuto legal de la eutanasia (un desacato a la providencia divina), y más aún sobre el delito de auxilio al suicida (un desacato a la autoridad médica) como asignaturas pendientes.
Bastó reunir por orden cronológico los pormenores de cada reacción ante nuevas drogas para abrir una ventana hasta entonces tapiada a la historia general.
Quizá el concepto general más destacado de la obra aparece en el primer capítulo —«Magia, farmacia y religión»—, cuando el autor extrae conclusiones de la analogía entre phármakos, («droga») y pharmakós («chivo expiatorio») —términos griegos provenientes del indoeuropeo pharmak—, proponiendo dos modalidades divergentes del sacrificio, núcleo de todos los ritos instituidos para purgar la culpa.
[nota 3] La otra, basada en la transferencia física del mal/impureza, inmola animales o personas para congraciarse con la deidad, siendo en definitiva la raíz para todo tipo ulterior de «cruzada» descontaminadora.
Muchos personajes ilustres como Goethe, Goya, Wagner, Bismarck y Freud imitaron al emperador Marco Aurelio, que tomaba regularmente opio por consejo de Galeno, ofreciendo un contraste ilustrativo con la figura del yonqui nacido de la Prohibición, que usa esa misma substancia o derivados suyos como coartada para declararse piltrafa humana.
[47] Estimulado por dicha acogida Escohotado completó la obra en 1992 con un apéndice dedicado al autoensayo: Aprendiendo de las drogas: usos y abusos, prejuicios y desafíos, que inauguró un género dedicado a «teoría práctica de las substancias psicoactivas».
Incluye también secciones dedicadas al marco cultural («principales empleos»), y a la mitología unida con cada una.
Desde el punto de vista filosófico, Retrato del libertino contiene también «Euforia química y dignidad humana», escrito originalmente en inglés.
[55] En los mismos términos había sido recibido el extenso prólogo a su edición de los Principia newtonianos (1980).
Tanto o más escándalo que divulgar la teoría del caos produjo el hecho de que se definiera en los últimos capítulos como «liberal demócrata», cuando muchos de sus incondicionales lo veneraban como símbolo del izquierdismo irredento.
Contextualizar ambas líneas le supuso llevar a cabo una investigación sobre los orígenes de la sociedad esclavista, caldo de cultivo para el nacimiento del redentor mesiánico —un «cordero que lava los males del mundo» cuya novedad es ser un chivo expiatorio que asume también la Restitución o venganza de «los últimos sobre los primeros»—, prefigurando el progreso mediante guerra civil planteado más adelante por Marx como ley del desarrollo social.
El segundo volumen, aparecido en 2013, tuvo mucha más repercusión, especialmente en Internet, que lo promocionó vigorosamente.
[cita requerida]El segundo volumen terminaba precisando la disyuntiva entre modelos mesiánicos y democráticos de socialismo.
[70] Según el autor, nada de lo que daba por cierto sobrevivió al estudio detenido de cada episodio —de hecho, su alegría cotidiana ha sido verse llevado a cambiar sin pausa de idea, pasando del prejuicio al juicio[71]—, y solo cuando la crónica se asome al siglo XX habrá universo estadístico suficiente para avanzar conclusiones generales sobre «el espíritu comunista».
[76] Desde entonces y hasta su muerte se dedicó a estudiar y divulgar el origen y la evolución de entidades humanas impersonales que representan la complejidad propiamente dicha, «que no son ni sujetos volitivos ni objetos inertes, sino seres de tercer tipo —como el entendimiento humano, la familia o la economía política—, resultado de concurrir ilimitadas acciones individuales en algún orden no planeado a priori».