Bajo su influencia, las personas ven imágenes, escuchan cosas y experimentan sensaciones muy distintas a las propias de la vigilia.
El LSD (acrónimo del término alemán para la dietilamida del ácido lisérgico) es la droga que se identifica más comúnmente con el término alucinógeno y la más ampliamente usada de este tipo de drogas.
La intoxicación aguda por fármacos alucinógenos no es muy habitual en la actualidad y resulta extraño que se presente sin estar asociada al consumo de alcohol.
En caso de «mal viaje» o efecto «el peti» se debe aislar al intoxicado en un lugar tranquilo y poco iluminado, evitando excesivos estímulos a su alrededor.
Alucinógenos, enteógenos, psicodélicos, drogas visionarias, drogas de poder, psicodislépticos, psicotomiméticos, eidéticos etc. Cada uno de los nombres está asociado a una cosmovisión concreta, y no siempre son adecuados en todos los contextos y ninguno describe por completo los efectos psicofisiológicos.
Se suele llamar alucinación a una "percepción sin objeto", o sea, percibir algo donde no está, sea un sonido, una imagen, etc. Ateniéndose a ese sentido, los "alucinógenos" más usados no lo serían, o lo serían solo en dosis realmente altas o en contextos específicos -falta de luz, etc. A ese perfil responde bien solo una de las familias de las drogas visionarias, que es la de los alcaloides tropanos (escopolamina, hyosciamina, atropina) que se encuentran en ciertas plantas solanáceas (estramonio, toloache, belladona, beleño, mandrágora, brugmansia, etc.).
Ellos son los que prefieren denominarlas plantas de poder, maestros vegetales, drogas visionarias o enteógenos.