Batalla del Llano (1809)

Para conseguir víveres y tropas José Palafox envió a Huesca al coronel Felipe Perena para reunir un segundo Batallón, y a Juan Pedrosa a Barbastro para reclutar tropas, contando también con la coordinación de Fray Teobaldo desde la Sierra de Alcubierre para formar una columna de voluntarios, casi todos ellos sin experiencia militar y con escaso armamento.

Los fuegos dispersos por la sierra tenían por objeto comunicarse con Zaragoza y dar moral a los defensores haciéndoles ver el despliegue de tropas amigas a su alrededor y hacer creer a los franceses que los rodeaba un ejército mucho más grande de lo que en realidad era.

El día 4 de enero los franceses descubren a Pedrosa merodeando por Villamayor, saliendo a su encuentro entre 14 y 16 soldados que fueron rechazados por la avanzadilla de Perdiguera.

[3]​[4]​ Cuando los franceses iniciaron la marcha, la primera línea de defensa formada por cazadores dispersos por el Llano, fueron fácilmente desalojados retirándose por el monte.

Los pueblos cercanos, principalmente Perdiguera y Leciñena, fueron saqueados y sus gentes huyeron a las ermitas de los montes circundantes donde debieron resistir varias semanas, hasta que las tropas francesas se retiraron de la zona por entrar en la recién tomada Zaragoza.