Al año siguiente venció a los suecos.
Fue destinado a España, tomando parte en el sitio de Zaragoza y venciendo en la batalla de Ocaña (1809).
A la caída de Napoleón, tomó partido por Luis XVIII que lo nombró par de Francia.
Pero Mortier, se puso de nuevo al lado de Napoleón durante los Cien Días; por ello, al iniciarse la Restauración borbónica, fue separado del ejército por un tiempo.
Luis Felipe I de Orleans le nombró embajador en Rusia.