Joven e idealista, cuando estalla la Revolución francesa se presenta como voluntario en el ejército y es asignado al batallón de Côte-d'Or.Entra rápidamente en combate en los primeros enfrentamientos que sufre Francia como consecuencia de la Revolución, donde será herido dos veces.Mientras Napoleón le dictaba, Junot iba escribiendo sin levantar la vista del papel.Junot destacó con valentía en Italia, pero recibió una herida en la cabeza en Lonato (Brescia), de la que pareció recuperarse rápidamente.Su carácter impetuoso le hace batirse en un duelo de honor en el que quedó gravemente herido.Solicita numerosos préstamos bancarios que avala con su nombre, puesto y condición de amigo del emperador.Pero Junot volverá a las andadas: su ritmo de vida le suponía unos gastos que no podía asumir y se ve envuelto, además, en numerosas peleas y conflictos, haciendo gala de un carácter cada vez más desequilibrado.Pese a mostrarse reticente, acepta el nombramiento cuando Napoleón le confirma que «su bastón de mariscal está ahí».Ilusionado por la posibilidad de lograr su máxima ambición militar, Junot planifica cuidadosamente la campaña y establece su cuartel general en Salamanca.Por aquel entonces toda la península está ya en guerra y Junot se ve obligado a firmar el Convenio de Sintra (30-8-1808), que acuerda la retirada del ejército francés de Portugal y su vuelta a Francia.El Emperador cita a Junot y le incorpora al segundo sitio de Zaragoza (1808), pero ya no como comandante en jefe, sino a las órdenes del Mariscal Masséna, permaneciendo allí hasta la capitulación de la ciudad.Durante un acceso de fiebre se arroja por un balcón, sufriendo graves lesiones, especialmente una fractura abierta en la pierna.