La iniciativa gubernamental republicana partió del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes de España, del que era responsable el comunista Jesús Hernández Tomás, que nombró secretarios a los poetas Emilio Prados, Arturo Serrano Plaja y Juan Gil-Albert.
[3] El Congreso lo inauguró en Valencia, entonces capital de la República, el presidente del gobierno Juan Negrín que pronunció un discurso en francés.
Durante la madrugada la ciudad de Valencia fue bombardeada por la aviación del bando franquista y los congresistas tuvieron que ir a los refugios.
«Es su primera experiencia de un bombardeo en una guerra… Algunos lo interpretan como el saludo del fascismo al congreso», comenta Manuel Aznar Soler.
Estaba integrada por Enric Navarro i Borràs, Adolf Pizcueta, Bernat Artola, Ricard Blasco y Carles Salvador.
Este último fue el encargado de leer la ponencia elaborada por todos ellos, en la que entre otras cosas se decía:[6]
[6][5] En este punto el Congreso fracasó completamente porque ni Francia, ni Gran Bretaña ―ni Estados Unidos―, cambiaron su política, aunque «el encuentro sí cumplió con su objetivo más cercano y factible: que los escritores llegados de todos los rincones del mundo usaran sus plumas en sus países a favor de la causa republicana».
El también británico Stephen Spender pudo finalmente asistir gracias a que el francés André Malraux le falsificó el pasaporte.
[4][5] En esas sesiones fue cuando intervinieron destacados escritores que no habían podido viajar a España, como Heinrich Mann o Bertolt Brecht.
El encargado de ponerlo en marcha, Ricardo Muñoz Suay, nombró un comité organizador integrado por siete destacados intelectuales de muy diversas tendencias políticas (serían llamados los «siete magníficos»): Joan Fuster, Manuel Vázquez Montalbán, Juan Goytisolo, Jorge Semprún, Juan Cueto, Fernando Savater y Mario Vargas Llosa.