Pronto, Artola destaca por su destreza en el dibujo que se le afianzaría a partir del ingreso en el Instituto General y Técnico de Castellón.
El 1931 publica L'art novell, un estudio de estética donde manifiesta su pensamiento artístico.
Al acabar la guerra fue depurado e incluso estuvo encarcelado durante una noche, siendo puesto en libertad por las gestiones que rápidamente hizo su hermano.
Su obra toma dos vías divergentes: por una parte se dedica a la poesía popular (por ejemplo libros de gayatas y de fallas); y por otra a la producción más introspectiva.
La última quedará prácticamente inédita hasta su publicación a finales del siglo XX.
Su periodo madrileño se caracterizó por una creciente desconexión del mundo literario valenciano y las dificultades económicas, al tener que ganarse la vida con colaboraciones puntuales en revistas, radios y alguna aventura editorial.
En 1956, un decreto del gobierno que reconocía los profesores cursillistas le hizo percibir la posibilidad de obtener una plaza de profesor y conseguir una situación económica más estable.
En Valencia se le rindió homenaje póstumo en la Universidad y en Lo Rat Penat.