El saqueo de Córdoba se produjo al iniciar la Guerra de la Independencia Española en 1808, cuando esta ciudad sufrió asesinatos, robos y violaciones por parte de las tropas francesas que duró tres días y sembró de terror a la población.
La razón o excusa para tal acción, fue un tiro fallido que el juez de paz de la Santa Hermandad Pedro Moreno realizó desde la actual calle Alfonso XII dirigido al General Dupont.
Con el apoyo de la artillería, las tropas galas asaltaron iglesias, conventos y casas, robando todo tipo de carros, vehículos, caballos y dinero, entre otros bienes.
Siete días más tarde, el general Castaños entró en Córdoba donde comenzó a preparar la batalla que le enfrentaría al Ejército Imperial en los días siguientes, conocida como batalla de Bailén.
Con la derrota de los franceses en Bailén, el Ayuntamiento de Córdoba y otras instituciones de la ciudad hicieron llegar al general Castaños un recordatorio para que los franceses devolvieran el botín incautado a sus legítimos dueños, a lo cual el general respondió que solo se devolverían «los vasos, ornamentos sagrados y cuanto perteneciese al culto», en cumplimiento de las leyes de la guerra.