Se llevaron a cabo cambios en la configuración de la naturaleza del Imperio austríaco durante las conferencias en Rastatt (1797-1799) y Ratisbona (1801-1803).
La caída y disolución del Imperio se vio acelerada por la intervención francesa, en septiembre de 1805.
Esta confederación, bajo la influencia francesa, puso fin al Sacro Imperio Romano Germánico.
El Imperio tenía una estructura centralista, aunque se permitió cierto grado de autonomía a Hungría, que fue gobernado por su propia dieta, y el Tirol.
Bajo Metternich, revueltas nacionalistas en Austria, el norte de Italia y los estados alemanes fueron aplastadas por la fuerza.
La dirección del imperio austriaco se transfirió a un Consejo de estado que lo compone Metternich, el hermano de Francisco I, el archiduque Luis, y el conde Franz Anton Kolowrat, que más tarde se convirtió en el primer ministro-presidente del Imperio austríaco.
Debido al triunfo de la resistencia hacia la revolución, Francisco José I tuvo que pedir ayuda al zar de Rusia, Nicolás I, y el ejército ruso invadió Hungría dando lugar a antagonismos entre las partes húngaras y rusas.
Después de que Viena fuera recuperada por las fuerzas imperiales, el general Windisch-Graetz y 70 000 soldados fueron enviados a Hungría para acabar con la última amenaza para el Imperio austriaco.
Finalmente la intervención de la grandes potencias concretamente Gran Bretaña y Rusia, hacen que la guerra termine con una victoria para Dinamarca.
Casi inmediatamente después de la aprobación del Diploma, se hizo evidente que no iba a durar mucho tiempo.
Las dietas sustituyen al parlamento en 17 provincias, los húngaros presionan por la autonomía, y Venecia se sentía atraída por la Italia unificada.
El acuerdo surgió tras una serie de derrotas austríacas: contra Cerdeña en 1859 y Prusia e Italia en 1866 (guerra austro-prusiana).
(kaiserlich und königlich; imperial y real), conocido como el Imperio austrohúngaro, que mantendría el peso político de Austria hasta su derrota en la Primera Guerra Mundial en 1918.
El emperador Francisco, que era un convencido reaccionario, asentó su poder sobre medidas de represión policíaca y censura, para conjurar la amenaza del liberalismo.
En esa tarea contó con la ayuda inestimable de Metternich, con quien llegó a identificarse plenamente en los años finales del reinado.
En cuanto al estado de ánimo mencionado, el emperador Francisco II se negó a participar en la siguiente guerra contra la Francia napoleónica durante mucho tiempo.
Este convenio fue para asegurar la cooperación mutua entre Austria y Rusia en el caso de una nueva guerra contra Francia.
Por otra parte, un ambicioso archiduque Carlos, junto con Johann Philipp von Stadion, llevaron a cabo una nueva guerra contra Francia.
En un Estado políglota multinacional, en el que eslavos y magiares superaban en número a los alemanes, la perspectiva de un creciente sentimiento nacionalista de checos, eslovacos, húngaros, polacos, serbios y croatas, junto con el creciente liberalismo entre la clase media, era ciertamente espeluznante.
Cuando en el siglo XVI ocurrió la reforma protestante en el Sacro Imperio Romano Germánico, los estados de los Habsburgo se mantuvieron fieles al papado.
Durante el siglo XVIII, la Ilustración y el absolutismo conducen a una interferencia cada vez mayor por parte del estado en los asuntos de la iglesia.
Las primeras reformas respecto a la Iglesia católica se implantaron durante el reinado de María Teresa, sin embargo sería durante el reinado de José II donde se verían importantes reformas e el ámbito religioso.
El arzobispo vienés Joseph Othmar Ritter von Rauscher jugó un papel decisivo en la conclusión de un concordato con la Santa Sede en 1855.
[11] El heredero al trono de María Teresa, José II , reformó la educación y, sobre todo, construyó escuelas.
Durante el periodo ministerial de Leo von Thun y Hohenstein (1849-1860) se reformó el sistema educativo austríaco.
Desde el Danubio se hizo un comercio con los principados alemanes, Suiza y los estados de los Balcanes, que luego fueron fuertemente influenciados por el Imperio.
Aunque en una escala más pequeña, había un comercio floreciente que fluía a lo largo de las principales arterias del Danubio.
[14] La primera sección de la vía férrea entre Viena y Cracovia (Kaiser Ferdinands Wien) se abrió en 1837.
[22] Pese al notable crecimiento de la industria húngara durante el periodo del Compromiso, la región siguió siendo principalmente agrícola.
En 1832, se fundó en Trieste la compañía naviera Österreichischer Lloyd, la que sería la mayor empresa carguera en Austria-Hungría y el mar Mediterráneo.