Por órdenes reales, en 1553 y 1578, amplias zonas fronterizas de Croacia y Eslavonia se convirtieron en la Frontera Militar (Vojna Krajina), bajo autoridad directa del alto mando militar de Viena.
[1] La cercanía al enemigo turco las convirtió en tierras deshabitadas, por lo que la monarquía austriaca animó a serbios, checos, húngaros, eslovacos, alemanes, ucranianos y otros pueblos eslavos a asentarse en la zona como colchón.
Ambroz Matija Gubec y otros líderes del motín alzaron en armas unos sesenta feudos en enero de ese año, aunque el ejército reprimió la revuelta al mes siguiente.
Matija Gubec y varios miles más fueron ejecutados públicamente como advertencia para futuros amotinados.
Esto fue causa de malestar entre la nobleza húngara y croata, que conspiró contra el emperador.
Sin embargo, fueron incapaces de tomar medidas efectivas, a pesar del apoyo francés y turco.
Cabe recalcar que las tierras habitadas por croatas (dalmatinos), serbios, italianos-dálmatas, eslovenos, istro-rumanos e istriotas estaban divididas: Dalmacia e Istria, para luego formar el Reino de Dalmacia, con parlamento o Sabor propio desde 1868 hasta la caída del imperio austro-húngaro en 1918, mientras que Croacia y Eslavonia eran parte de Hungría.
Sin embargo, Croacia se vería bajo la dureza absolutista del Barón Alexander von Bach, y tras la conversión del imperio en un Estado dual bajo el gobierno de Levin Rauch, dependiente de Hungría en 1867.
Jelačić logró abolir la servidumbre en Croacia, eliminando el lastre feudal y reduciendo el poder de la aristocracia latifundista.
Sin embargo, Dalmacia se convirtió en parte de Cisleitania mientras los otros dos territorios estaban en Transleitania.
[4] Durante el gobierno de Khuen-Héderváry, la magiarización y el descontento social crecieron, siendo las manifestaciones frecuentes.
[5] La marcha de Khuen-Héderváry para ocupar la presidencia del Gobierno en Budapest produjo un vacío en la política croata y la decadencia del Partido Popular (en croata: Narodna stranka) sobre el que se había cimentado su mandato.
Fue notable el caso de Svetozar Boroević, oficial del ejército austrohúngaro, que se convertiría en el primer mariscal no alemán.
[7] En Croacia-Eslavonia el miedo ante las aspiraciones italianas en Dalmacia también favorecía la actitud proyugoslava, incluso de los políticos más nacionalistas.