[2] Al no firmarse esta paz, el movimiento yugoslavista fue radicalizándose, pasando de abogar por aplicar medidas reformistas dentro del Imperio a defender la independencia.
[2] La Declaración recibió el apoyo del Partido Croata por los Derechos[3] y de algunos diputados serbios en el Parlamento autónomo de Croacia-Eslavonia, disidentes de la coalición gobernante, y la rechazaron los frankovci,[4] partidarios del gobierno imperial.
[6] Stjepan Radić y sus partidarios del Partido Campesino Croata también respaldaron la Declaración.
[6] En la región de Bosnia-Herzegovina, única no perteneciente a alguna de las dos unidades administrativas imperiales sino gobernada por el Ministerio de Finanzas común austrohúngaro, la Declaración llevó a los partidos a convertir sus programas al yugoslavismo.
[7] En el mismo mes de mayo, el partido socialdemócrata esloveno se unió al movimiento a favor de la Declaración.