En lingüística, hace referencia a la adaptación al idioma alemán de una palabra extranjera.
Estos significados se aplican a Alemania o a los pueblos germánicos de forma similar a como se aplican los términos romanización (adaptación de otras lenguas al alfabeto latino, pero también la imposición a los pueblos prerromanos del latín y la civilización romana en la Edad Antigua) y arabización (idioma y civilización árabe en la Edad Media).
Los pueblos germánicos eran un amplio grupo de tribus que tenían en común que hablaban lenguas germánicas y provenían del norte y centro de Europa.
Su relación con la población nativa fue muy diferente en cada caso, así como su influencia y pervivencia, efímera en la mayor parte de los casos (muy ligera en Italia, mayor en el caso del reino visigodo de Toledo y el Rus de Kiev, que sería sustituido por al-Ándalus o por la España musulmana; y mucho más profunda en el caso de los reinos anglosajones, sometidos primero a los daneses y luego a los latinizados normandos).
En el caso del español, destaca la persistencia de germanismos incorporados a las nacientes lenguas romances (castellano, catalán y gallego).