La comunicadora Laura Arroyo señaló que el legado de Fujimori se extendió a los gobiernos posteriores.
El político socialdemocrático Fernando Olivera, quien fue embajador durante la administración de Toledo, señaló que fue un fuerte opositor y entabló una «conspiración planificada para derrocar al régimen democrático».
[23] Le acompañó un partido político, el APRA, menos crítico y aliado de coaliciones frente a una precaria situación institucional.
[31] Mientras tanto, llevó la ejecución del Consenso de Lima, nombre asignado a un proyecto político y económico extraoficial.
[35] Finalmente, Pilar Mazzetti, ministra del Interior, descartó el atentado al tratarse de un rumor.
[45] Como consecuencia de la crisis, se mantuvo una política favorable a los grandes capitales (nacionales y extranjeros),[46] lo que permitió mantener el crecimiento económico.
El presidente sucesor, Ollanta Humala, intentó cambiar esta situación con su agenda programática, pero no tuvo éxito.
[49] Su mandato estuvo marcado por una crisis política que configuró nuevos rasgos de la derecha conservadora peruana en su historia.
Criticó la presencia de «un grupo ultraconservador con ideas que, en verdad, ya no son propias del siglo XXI».
Pretendió cuestionar el legado económico de su padre,[66] pero mantuvo la misma postura social que la candidata.
[nota 3] Contó con el respaldo del líder religioso Anthony Lastra Velarde, quien actuó como enlace con la comunidad evangélica.
[75] Rafael López Aliaga, que comparte su postura con los movimientos evangélicos, postuló a la presidencia con el partido Renovación Popular (antes Solidaridad Nacional).
[77] También restringió las actividades no autorizadas por la municipalidad en el centro de la ciudad,[78] restituyó la imagen de Francisco Pizarro —el politólogo Carlos Meléndez considera que es un elemento clave que combina la identidad hispanista con los valores tradicionales—[79] y reconoció a figuras internacionales como Agustín Laje y Eduardo Verástegui.
Mario Vargas Llosa, representante de la Fundación Internacional para la Libertad, mostró abiertamente su rechazo a Castillo por estar supuestamente vinculado al socialismo del siglo XXI.
[125] El entonces ministro del Interior, Avelino Guillén, denunció la presencia de la ultraderecha y señaló que «Keiko Fujimori debe dar explicaciones al país».
[133] Durante el gobierno de Boluarte, se mostró una postura contraria a la «política ideologizada» en la educación y otros ámbitos del país.
[136] De hecho, la mandataria señaló que los derechos humanos se utilizan como «arma ideológica» en su contra.
[174] El Partido Popular Cristiano (PPC) fue otra fuerza política importante a principios del siglo.
[176] Por otro lado, el Frente Popular Agrícola del Perú (Frepap) es un partido político que no adopta similitudes evangélicas ni católicas.
[181][182][183][184] No obstante, estas organizaciones políticas enfrentaron cuestionamientos debido a presuntas irregularidades en el manejo de recursos financieros.
[201] Años después, en 2021, grupos conservadores en Lima y otras regiones aprovecharon la campaña anticomunista de Keiko Fujimori para fuertemente apoyarla.
[223] Específicamente en la segunda vuelta, los grupos religiosos compartieron sus convicciones para reforzar los mensajes proselitistas de la candidata presidencial.
[230] Colectivos reaccionarios cercanos a la ultraderecha como La Resistencia,[231] la Sociedad Patriotas del Perú,[232] la Coordinadora Republicana[233] y Ciudadanos por la Democracia (que acompañó en los mítines de Lourdes Flores Nano)[234] incitaron la salida del electo candidato rural, Pedro Castillo, incluso de forma violenta.
[242] En los primeros años del siglo XXI, la Iglesia católica se mantuvo significativamente como referente en la población, tal como lo establecía el artículo 50 de la Constitución de 1993, que reconoce su importancia para la unidad nacional y el desarrollo espiritual.
[250] Por otro lado, los grupos evangélicos, vinculados a partidos de centroderecha,[251] tuvieron un mayor impacto en los debates sobre valores familiares que sus homólogos católicos.
[259] Este reconocimiento precedió a la modificación del Código Civil en 2023, que otorgó derechos al concebido.
[286] Simultáneamente, el Colectivo Unidad, integrado por cristianos con intereses políticos, organizó su primera cubre iberoamericana provida, celebrada en 2020.
[287] La vigencia del conservadurismo social se presenció en el informe de USAID en 2020, cuando señaló «la fuerte resistencia cultural a aceptar prácticas que muchas otras sociedades de la región aceptan mayormente», específicamente en público con mayor presencia religiosa (vinculada con encuestados adultos y con poder económico reducido).
Este estuvo influenciado por Fuerza Popular; según Perú 21, los simpatizantes religiosos fueron el bolso de votos para su representación parlamentaria.
[299] Este se contactó con Padres Peruanos, un colectivo administrado por Giuliana Caccia Arana y vinculado al Sodalicio de Vida Cristiana.