[6] Sin embargo, analistas como Tomás Straka señalan que hay divergencias importantes entre la concepción original de Heinz Dieterich Steffan y la propuesta chavista —y de otras fuerzas políticas latinoamericanas— del socialismo del siglo XXI.
[13] No obstante, según Heinz Dieterich Steffan, China es el país que se aproxima realmente al socialismo del siglo XXI y, de igual manera, desde la llegada de Raúl Castro al poder en Cuba también ha manifestado que dicho país tendría dos «desenlaces»: el «capitalismo salvaje» o el «socialismo del siglo XXI».
De acuerdo con Heinz Dieterich, para avanzar hacia el socialismo del siglo XXI se requiere la combinación de tres políticas:[6] Por otra parte, Dieterich señala que bajo el socialismo del siglo XXI la forma de propiedad se vuelve secundaria debido a que la planificación democrática y el cumplimiento del valor-trabajo quitan la capacidad de «abusar» a eventuales propietarios formales como el Estado, las cooperativas o los individuales.
[15] La marea rosa ha sido un giro hacia la izquierda y la centroizquierda que ha experimentado América Latina durante las primeras décadas del siglo XXI.
Según él, la economía política no debe operar como la forma en que unos pocos se hacen ricos, sino con un criterio de productividad.
Para que el mercado funcione eficientemente, debería existir el suficiente poder adquisitivo para comprar, una formación libre del precio, un mercado que no sea monopólico y un Estado de derecho eficiente y no corrupto.
Las correcciones del sistema a través de la educación, la redistribución estatal, la expropiación y la democracia obrera, no han resuelto satisfactoriamente la eficiencia cibernética que el modelo de libre mercado impone en las redes globales.
Para Dieterich, el socialismo del siglo XXI es la ampliación y profundización de la democracia participativa, donde las dimensiones de lo cotidiano, lo estético y lo racional-crítico deben estar incorporadas al cambio social.
Heinz Dieterich Steffan, al final de su obra, llama a un debate abierto y constructivo para mejorar el proyecto del socialismo del siglo XXI, lo cual indica que dicha ideología sigue reformulándose.
Los proponentes de la tricameralidad argumentan que la representación de la comunidad en cada nivel (municipal, autonómico o estatal, nacional o federal, etc.) es un problema complejo y que tiene tres fuentes (la ideológica, la sindical y la territorial).
La tricameralidad –según Simón Bolívar– debía resolver los conflictos suscitados entre las Cámaras “por falta de un juez árbitro, como sucede donde no hay más que dos Cámaras” y ninguna ley quedaría sin efecto, o, por lo menos, habría sido “vista una, dos y tres veces, antes de sufrir la negativa.
[27] En el socialismo del siglo XXI se redefine el concepto Soberanía en sus dos vertientes: Frente a las grandes innovaciones se propone una constante reformulación de pequeños cambios que a mediano o largo plazo producen una mejora continua del sistema.
La institucionalización del auzolan se ve cristalizada en las cofradías administradoras de montes y tierras comunales.
En un discurso a mediados de 2006, Hugo Chávez expresó: Además, este socialismo no está predefinido.
En el año 2007, Hugo Chávez planteó una reforma a la Constitución venezolana para modificar 69 artículos donde se proponía la formación de un Estado socialista, cambios económicos, estructurales, institucionales, políticos, entre otros, pero dicha propuesta fue rechazada democráticamente en el referéndum constitucional de 2007.
[8] Chávez también afirmaba que el socialismo del siglo XXI debe nutrirse de las corrientes más auténticas del cristianismo, dentro de una democracia participativa y protagónica que debe conjugar igualdad con libertad.
[48] Por su parte, en febrero de 2011 Heinz Dieterich afirmó que «no hay ni habrá socialismo en Venezuela».
[49] Asimismo, Heinz Dieterich Steffan declaró que sobre el proyecto chavista:[50] Por su parte, organizaciones chavistas contrarias al Gobierno de Nicolás Maduro como Marea Socialista han señalado que su Gobierno se ha alejado del «legado de Chávez».
[10] Correa afirma también, que «el capital [debe estar] al servicio del ser humano y no al revés»[56] y se debe impulsar la democratización de los medios de producción.
[68] En cuanto a las características del «nuevo socialismo» defendido por Moreno, él declara que «debe escoger lo mejor de cada tendencia», de esta manera identificó a su gobierno como «dialogador, consensuador y equilibrado», considerando así que «lo prudente es producir con la derecha» y «repartir con la izquierda».
Al mismo tiempo, Moreno ha insistido que se debe construir «nuestro propio socialismo».
[69] El excandidato presidencial del correísmo Andrés Arauz se ha definido a sí mismo como «patriota», «demócrata» y «progresista», aunque expresamente ha señalado que «nosotros no vamos a replicar el modelo venezolano de gobierno de ninguna manera».
[86] Por otra parte, Dieterich asegura que China ha renovado la Nueva Política Económica de Lenin:[87] No obstante, también ha señalado que «no sabemos si la vía china terminará en el Socialismo o en el Capitalismo del Siglo 21».
Esto es un problema metrológico, es decir, de consenso y estandarización, que aparece en casi todas las mediciones científicas.
[cita requerida] Según Francisco Endara D., ingeniero ecuatoriano de ideología liberal libertaria, el socialismo del siglo XXI pretende instaurar lo que llaman la economía equivalente, en donde cada ciudadano obtiene sus ingresos a partir del intercambio de tiempo empleado para realizar un producto o servicio y en este marco los ciudadanos pierden la facultad de decidir cuánto vale su trabajo.
[98] El marxista británico Alan Woods criticó a Eduard Bernstein y Karl Kautsky que «se presentaban como los “verdaderos discípulos” de Marx mientras impulsaban el revisionismo reformista, bajo un disfraz de “ideas nuevas”» «frente a las “viejas ideas” del socialismo revolucionario».