Un cociente menor o igual que 1 indica que la energía de la fuente es menor o igual a la energía consumida.
Una fuente de energía será tanto mejor cuanto mayor sea su TRE, puesto que eso implica que se obtiene una mayor cantidad de energía neta utilizable por cada unidad de energía invertida en ella.
Por el contrario, una tasa de retorno inferior a la unidad implica que esa fuente no es rentable en términos energéticos: para su funcionamiento consume más energía de la que produce.
Con el auxilio teórico de la TRE es posible comparar eficazmente fuentes energéticas diversas entre sí, desde la simple leña (biomasa) hasta la energía solar fotovoltaica, que requiere una considerable inversión energética en la fabricación de los paneles solares.
Por ejemplo, si se emplea acero para realizar las perforaciones petrolíferas ¿es preciso incluir en el cálculo del EROEI del petróleo la energía utilizada en la fabricación de ese acero?
¿y la energía empleada en la construcción de las fundiciones que fabricaron el acero?
¿y la empleada en alimentar a los trabajadores que construyeron esas fundiciones?
Esto se entiende fácilmente: los primeros yacimientos contenían un petróleo de altísima calidad a escasas profundidades, en lugares accesibles y fáciles de explotar (Texas...); de forma que la energía necesaria para la exploración, perforación, extracción, bombeo y transporte del crudo era muy poca.
Hoy la tasa de retorno es mucho más baja, y es probable que siga disminuyendo.
[9] En cuanto a los hidrocarburos provenientes de yacimientos o reservorios no convencionales (pizarras bituminosas o alquitranes pesados) su rendimiento energético es claramente inferior al del petróleo convencional, debido a la gran cantidad de energía que es necesario invertir en la manipulación de las enormes cantidades del material en el que están embebidos los hidrocarburos y en su tratamiento térmico.