Retorno de la inversión

El rendimiento o retorno sobre la inversión (RSI; o ROI por sus siglas en inglés: return on investment) es una razón financiera que compara el beneficio o la utilidad obtenida y su relación con la inversión realizada,[1]​ es decir, «representa una herramienta para analizar el rendimiento que la empresa tiene desde el punto de vista financiero».

[2]​ Para su cálculo, en el numerador se pueden admitir diferentes definiciones de beneficios, como por ejemplo el beneficio neto después de impuestos, el BAI (antes de impuestos) o el BAII (antes de intereses e impuestos), mientras que en el denominador se debe indicar los medios para obtener dicho beneficio.

Esta razón es ampliamente utilizada en el análisis de las entidades financieras, ya que mide la rentabilidad sobre los activos totales medios o lo que es lo mismo su capacidad para generar valor, permitiendo de esta manera apreciar la capacidad para obtener beneficio del activo total de la empresa y poniendo así en relación el beneficio con respecto al tamaño de su balance.

En contextos empresariales, un proyecto puede mostrar un RSI elevado pero consumir un tiempo excesivo, resultando en un ROTI bajo.

Equilibrar tanto el RSI como el ROTI asegura que los recursos se utilicen de manera eficiente, optimizando tanto las inversiones financieras como de tiempo.