Batalla del Estrecho (1274-1350)

Las conquistas continúan en 1233 con la adhesión de Porcuna, Córdoba y Jaén, ciudad esta a donde trasladará su capital.

Ibn Hud acabaría convirtiéndose en vasallo de los castellanos, lo que fomentó la rebelión contra su gobierno.

En 1238 Muhammad I consigue el máximo dominio territorial que alcanzará la dinastía nazarí aunque solo lo mantendrá durante ocho años, ya que esta gran expansión territorial va a despertar el recelo de los reinos cristianos, especialmente del rey castellano Fernando III quien, en la primavera de 1244, conquista Arjona y, tras sitiar infructuosamente Granada durante veinte días, cerca la ciudad de Jaén hasta obligar a Muhammad I a pactar, en 1246.

Entre 1240 y 1243 sus conquistas se extendieron en abanico sin encontrar apenas resistencia: Almodóvar del Río, Luque, Lucena, Montoro, Aguilar de la Frontera, Baena, Écija, Marchena, Morón de la Frontera, Osuna y Estepa entre otras.

A Fernando III se le plantearon dos frentes, seguir avanzando por Andalucía y Murcia.

El siguiente objetivo era la ciudad de Jaén, importante baluarte defensivo del reino nazarí, que ya había estado bajo asedio en 1225, aunque fracasó.

En 1248 el rey Fernando ordenó el bloqueo por tierra y mar de la ciudad de Sevilla, la capital almohade, que se rindió tras superar las cadenas del río que protegía la ciudad.

Expulsados de su base sureña, los benimerines se movieron al norte guiados por Abu Yahya ibn Abd al-Haqq y tomaron Fez en 1244, convirtiéndola en su capital.

Una vez instalados en Fez, declararon la guerra a los debilitados almohades con la ayuda de mercenarios cristianos.

En 1265 quedó definida la frontera entre Castilla y el reino nazarí en la zona del Estrecho.

Ante esta situación solicitó ayuda al sultán benimerín Abu Yusuf, que ya se había enfrentado a los castellanos cuanto estos tomaron la ciudad de Salé en 1260.

Pero este no puede acudir al hallarse en guerra contra el reino de Tlemecén.

Pese a la disputa con Castilla, el reino de Granada no rechaza tener una política exterior expansionista en la zona del Estrecho.

Así, en 1262 Muhammad I intenta la conquista de Ceuta, ciudad independiente, aunque fracasará estrepitosamente al sufrir una severa derrota.

Así en 1279 se entrevistaron Alfonso X y Abu Yusuf en la ciudad de Algeciras para concretar una alianza militar contra Granada.

En 1291 Jaime II ponen fin a la enemistad con Castilla y firma el Tratado de Monteagudo que garantizaba seguir la guerra contra los musulmanes.

Muhammad II aprovechó la coyuntura para iniciar una guerra fronteriza (1295-1303) y renovar la alianza con Aragón en 1299.

Muhammad II había conseguido hacerse fuerte frente a Castilla, aliándose con Aragón y con los benimerines, pero la expansión aragonesa por el reino de Murcia (1296-1300) no sentó bien en Granada.

Muhammad III rompió definitivamente con Aragón cuando ordenó una razzia que llegó hasta el sur de Valencia en 1304.

Las operaciones se iniciaron ese mismo año cuando la flota aragonesa de Jaime II atacó Almería, mientras los benimerines, con ayuda aragonesa según el Tratado de Barcelona recuperaban Ceuta, que se rebeló contra el dominio nazarí.

No obstante los problemas internos en Granada favorecieron las intrigas de los Abu l-Ula, temerosos del creciente poder benimerín en el reino, así, en 1333 asesinaron a Muhammed IV siendo sustituido por su hermano Yusuf I, que exilió a los rebeldes.

En 1338, al expirar la tregua, las fuerzas benimerines lideradas por Abd al-Malik desembarcaron nuevamente, saqueando las tierras de Jerez, Lebrija y Sevilla.

Al año siguiente el rey Alfonso XI puso sitio a Algeciras.

Los nazaríes intentaron socorrer a la población, pero fueron vencidos en las riberas del río Palmones (1342), igual que los benimerines en la batalla naval cerca de Estepona.

Finalmente en 1344 las tropas castellanas tomaban Algeciras, dejando a Gibraltar como único baluarte benimerín en la Península.

Alfonso XI respetó la tregua hasta 1349, cuando decidió la toma de Gibraltar, a la que puso sitio en verano.

Como consecuencia Muhammad V aprovechó la guerra civil castellana para saquear algunas plazas y recuperar otras como Algeciras en 1369, la cual se hallaban escasamente defendida.

No obstante la difícil defensa de la ciudad hizo que los nazaríes la destruyeran y la abandonasen en 1379.

La monarquía aragonesa había orientado su política hacia el Mediterráneo oriental, presionado por la burguesía mercantil, sobre todo catalana.

Topografía del estrecho de Gibraltar. En el centro de la imagen, Punta Tarifa .
Vista de Gibraltar, tomada por Fernando IV el 12 de septiembre de 1312.
El infante D. Pedro (centro de la imagen) se rebeló contra la Corona en 1294 y 1309. Tutor de Alfonso XI, murió en Granada en 1319