Actualmente, hay cinco miembros o consiliarios de la ACdP declarados beatos por la Iglesia Católica.Entre este segundo grupo se incluyen los dos primeros presidentes de la asociación, Ángel Herrera Oria y Fernando Martín-Sánchez Juliá.En 2021, este medio daba paso a un periódico digital con vocación generalista, El Debate, dirigido por Bieito Rubido ex director de ABC.Estas tres instituciones se encuentran agrupadas en la actualidad en la Fundación Pablo VI, creada por Herrera Oria, entonces obispo de Málaga.[21] Siguiendo el espíritu de la encíclica Rerum novarum, la ACdP apoyó a la Confederación Nacional Católico-Agraria desde sus orígenes, en 1917.[52] Desde mediados del siglo XIX se había propulsado dentro del catolicismo la llamada doctrina social de la Iglesia, donde el concepto social debe entenderse en un sentido amplio y relacionado «con el acontecer económico, político y cultural» de la época.[53] Muchos de estos movimientos franceses y alemanes habían empezado a tener imitadores en España.Durante la dictadura franquista, varios miembros propagandistas constituyeron una de las familias más influyentes del régimen, especialmente tras la derrota del Eje en la Segunda Guerra Mundial y el desplazamiento de los sectores falangistas.Tras el Concilio Vaticano II, algunos propagandistas más, como Joaquín Ruiz-Giménez, se convirtieron en moderados opositores al franquismo, en tanto que otros, integrados en el grupo Tácito, presionaron en favor de la reforma del régimen.Muchos propagandistas tuvieron un papel muy influyente durante la Transición.La Asociación Católica de Propagandistas tiene su origen en la Congregación de Nuestra Señora del Buen Consejo y san Luis Gonzaga —conocida popularmente como «los Luises» por su patrón[56]—, que entre 1904 y 1908 dirigió el sacerdote jesuita Ángel Ayala.Los ocho asistentes a aquella reunión fueron, según detalla el investigador Pablo Sánchez Garrido: El grupo daba respuesta también al deseo que había manifestado al padre Ayala el nuncio de la Santa Sede en España, el cardenal Antonio Vico, de fundar la Juventud Católica Española.[61] Se escogió como primer presidente de la asociación a Ángel Herrera Oria, doctor en Derecho y abogado del Estado.Tras este acto, que Sánchez Garrido considera el «momento inaugural»[1] de la ACdP, la fundación quedó concluida.Las Cortes constituyentes de 1931 contaron con cinco propagandistas como diputados, Ricardo Cortés en las listas de Acción Nacional, José María Gil-Robles y José María Lamamie de Clairac por el Bloque Agrario, el nacionalista vasco José Antonio Aguirre (que sería el primer lehendakari del gobierno vasco en 1936) y el tradicionalista Marcelino Oreja Elósegui por la Minoría Vasco-navarra.Por Badajoz salió elegido el propagandista sevillano Manuel Giménez Fernández, quien entró a formar parte del gobierno, un año después, como ministro de Agricultura.La guerra civil española supuso un importante quebranto, tanto material como de vidas humanas, para la ACNdP.Salvo contadas excepciones, la inmensa mayoría de los propagandistas apoyaron la sublevación militar activamente.Una excepción notable fue el exministro Giménez Fernández que residiendo en Chipiona, incluso, estuvo a punto de ser fusilado por falangistas y requetés.[75] Máximo Cuervo reorganizó los servicios carcelarios primero en la zona sublevada y luego, acabada la contienda, en todo el territorio español.[77][78] Al terminar la Guerra Civil, tanto Ángel Herrera (ya sacerdote y párroco en la diócesis de Santander) como el propio Gil-Robles cayeron en el ostracismo ante el predominio que, en el régimen de Franco, ostentaron los sectores azules de la Falange, hostiles a la línea nacionalcatólica que encarnaba la ACNdP a cuyos miembros muchos culparon «de haber mantenido una posición ambigua durante la República y no identificarse con las ideas falangistas, en boga en los años iniciales del régimen.»[79] Pero la situación cambiaría tras la derrota del Eje, que obligaría a Franco a desplazar a Serrano Súñer y su círculo de falangistas.Otros ministros propagandistas fueron Joaquín Ruiz-Giménez (Educación, 1951-1956), Fernando María Castiella (Exteriores, 1957-1969) y Federico Silva Muñoz (Obras Públicas, 1965-1970).En 1947, Ángel Herrera Oria fue consagrado como obispo de Málaga, siendo Pío XII el papa en aquel entonces.La pugna sorda establecida entonces entre falangistas y propagandistas la solventó Franco eligiendo apoyarse en un tercer sector, el de los tecnócratas del Opus Dei con el almirante Carrero Blanco, Gregorio López Bravo y Laureano López Rodó como cabezas visibles.En 1967, Herrera Oria sería nombrado cardenal por Pablo VI, falleciendo al año siguiente.También participarán en el llamado «Contubernio de Múnich» los propagandistas José María Gil-Robles e Íñigo Cavero, mientras que el propagandista José María Pemán evolucionaba hacia posturas monárquicas juanistas en esos años.Sin embargo, Blas Piñar terminó por pedir la baja en la ACdP, en desacuerdo con la línea cada vez más crítica de la misma con la dictadura.En 1973 se creó en el Colegio Mayor San Pablo el grupo Tácito, el cual tuvo un papel relevante en la etapa final del franquismo y principios de la Transición.Los estatutos actuales de la asociación contemplan que dicho cargo «durará cuatro años, pudiendo ser reelegido por una sola vez, y su elección o reelección se efectuará por la Asamblea General».
Fachada del Colegio Mayor San Pablo, edificio donde está la sede de la ACdP.
Ángel Ayala (sentado, en el centro) con otros miembros de la Asociación Católica de Propagandistas