[10]Sería Herrera Oria precisamente el primer presidente de la asociación, con 23 años.
[11] Formó y alentó a estos jóvenes propagandistas para dar mítines católicos por toda España,[12] y contribuyó a la refundación del periódico El Debate, en 1911.
Ayala no tardó en dejar que los miembros seglares de la asociación asumiesen el liderazgo: «El padre Ayala enseñaba a volar, pero no se extrañaba de que los pájaros siguieran vuelos personales», escribía uno de sus primeros discípulos.
Disuelta la Compañía de Jesús durante la Segunda República, Ángel Ayala actúa como viceprovincial.
En esta línea, afirmaba:Entendiendo que lo primero en la obra educadora, es conquistar el corazón, con un amor que se entiende y agradece, con un trato agradable y preocupándonos de su alegría[15]Esta concepción de la educación iba ligada en Ayala a su visión sobre la evangelización, plasmada en obras como Formación de selectos (1940).
Es, pues, una cadena de influjos que solo Dios sabe cuándo termina.
En sus escritos, defendía que esta «es amada, si antes sabe amar», y exhortaba al líder a ser generoso en su respuesta a las necesidades de sus subordinados: «La regla general en buena política, consiste en ser más inclinado a conceder que a negar, cuando la concesión puede hacerse sin detrimento del bien común o privado», decía, aunque destacaba la necesidad de saber negar y de «exigir lo esencial de todos».
Como religioso, entendió como «norma ideal» la discreción: no llamar la atención, vivir en el anonimato, ser santo por la perfección de las obras ordinarias.
[19] En su vejez, lo expresaba así:Han andado gestionando que se me diera una gran cruz de no sé qué; pero yo no quiero ninguna, sino la de mi vida, ¡bien llevada!
(Carta del 27-III-1953)Según destaca su biógrafo Francisco Cervera, «la nota predominante, el lema constante en él fue siempre la caridad con todos, especialmente con los pobres o desvalidos y en plan paulino, sacrificado».