José Luis Arrese

Adscrito inicialmente a la facción falangista hedillista y contrario al Decreto de Unificación, permaneció encarcelado un tiempo hasta ser liberado.Aunque posteriormente Arrese afirmaría ser un «camisa vieja» —esto es, un falangista anterior a la contienda—,[8]​ lo cierto es que se afilió a Falange en febrero de 1936, poco antes de que comenzase la guerra.[12]​ A su llegada, encontró una provincia empobrecida y gravemente afectada por la falta de alimentos.[13]​ En el ámbito urbanístico, movió la línea de playa hacia el interior y ganó terreno al mar, algo que sería importante de cara al turismo.Inicialmente, Franco llamó a Arrese a Madrid bajo la sospecha de que estaba conspirando en su contra,[18]​ aunque finalmente este logró convencerle de que no estaba implicado en ninguna trama en su contra.[19]​ En un primer momento Serrano Suñer no consideró que el nuevo secretario general constituyese una amenaza para sus amplios poderes y pensó que podría seguir controlando el partido como ya había hecho mientras Fernández-Cuesta y Muñoz Grandes fueron secretarios generales del mismo.[24]​ La lucha por controlar la Falange suponía en realidad enfrentarse a Serrano Suñer, que aunque había perdido poder dentro del partido, seguía siendo una importante figura.Sin embargo, tanto él —Arrese— como otros líderes falangistas se habían dado cuenta de que su futuro político estaba ligado al del propio dictador.En adelante, no cuestionaron el poder del «generalísimo» y por el contrario centraron sus energías en asegurar tanto sus poderes como sus dominios políticos, especialmente frente a sus rivales monárquicos y militares.[33]​ Esto provocó un fuerte debate en el seno del gobierno franquista[33]​ y, a pesar de las fuertes disensiones internas que se produjeron, finalmente no se produjo ninguna entrada en guerra.Tras su regreso de Alemania, que coincidió con la derrota alemana en Stalingrado, se volvió más cauteloso en su apoyo al nazismo.[40]​[41]​ Tras su destitución, Franco no nombró sucesor y el cargo de secretario general quedó vacante.[42]​[c]​ Pasó varios años en el ostracismo político,[1]​ sin ocupar ningún cargo de importancia.[44]​ Con su vuelta al gobierno, vio una oportunidad —tal vez la última— para llevar adelante el viejo proyecto de institucionalizar el franquismo a partir de reforzar los poderes del «partido único» falangista, y reducir la orientación monárquico-católica que había predominado desde 1945.[46]​ Sin embargo, este proyecto pronto se tropezó con la oposición de importantes sectores de la dictadura —Ejército, Iglesia, sectores monárquicos, etc.— y el intento no tardaría mucho tiempo en acabar fracasando.[54]​ El plan se aprobó a finales de año y en poco tiempo logró cosechar un importante éxito, por lo que se planteó su expansión a otras zonas de España como Barcelona o Bilbao.[65]​ Descrito como un «descarado oportunista» por Antonio Cazorla Sánchez,[67]​ es pintado bajo mejor luz por Álvaro de Diego, que, afín al biografiado, le describe como un «hombre íntegro y honesto» que trató de desarrollar la doctrina falangista en una línea católico-integrista.[68]​ Inicialmente considerado un hombre próximo a Serrano Suñer, no tardó en conspirar para socavar la posición de este.
Durante la inauguración del albergue de Antequera (1940)
Arrese ( derecha ) junto a Franco y otras autoridades en 1942.
Arrese durante un encuentro con Adolf Hitler el 22 de enero de 1943.
Fachada de la Casa Arrese de Corella (hacia 2008).
Monumento a José Luis Arrese en Corella .