Emilio Lamo de Espinosa y Enríquez de Navarra

Su hijo Emilio estudió en los jesuitas de Valencia y más tarde se licenció en Derecho.

Cuando Rein cesa en 1957 Lamo de Espinosa se baraja como posible sucesor, pero finalmente fue nombrado Rafael Cavestany y Lamo se mantiene unos meses como subsecretario para cesar posteriormente, y es nombrado presidente del Instituto de Estudios Agrosociales, cargo que desempeñaría hasta su dimisión en 1977, siendo entonces ministro de Agricultura su hijo Jaime.

Siendo subsecretario de agricultura, y en una cacería junto a Franco, recibe un tiro de escopeta del general García Valiño, que casi le lleva a la muerte.

Para evitar que su viuda quedara sin pensión, Franco le nombra consejero del INI.

Sin embargo, y a pesar de tan azaroso inicio, acabó siendo el consejero más longevo hasta su jubilación en 1977.

Aquella etapa fue la más importante de su carrera política dando lugar a un singular aunque fracasado intento constituyente del franquismo.

En todo caso muy lejos de los totalitarismo fascista o nazi que Lamo y Arrese (profundamente católico), rechazaban tajantemente.

Se formó una ponencia para que preparase las nuevas leyes fundamentales integrada por Antonio Iturmendi (ministro de Justicia), Luis Carrero Blanco (ministro subsecretario de la Presidencia), Raimundo Fernández Cuesta, Rafael Sánchez Mazas, Tomás Gistau, Luis González Vicén, Diego Salas Pombo, Joaquín Reguera, Javier Conde y el propio Lamo de Espinosa.

De fracasar ese intento -escribió Lamo-, se restauraría “una monarquía apoyada por el ejército, el clero y los grupos económicos, que, como primera medida, declararía facciosos a cuantos intervinieron en el Alzamiento (del 18 de julio)”.

El nuevo rey -señalaba Lamo – “juraría los principios del Movimiento y las Leyes Fundamentales franquistas para, a continuación, desmontar el sistema desde dentro”.

Pero era una propuesta totalmente simbólica con la certeza de que sería designado Fernández Miranda.