Durante el transcurso de la guerra del Peloponeso, Alcibíades cambió su lealtad en varias ocasiones.
[2] Las capacidades militares y políticas de Alcibíades resultaron ser a menudo muy valiosas para cualquiera que contara con su lealtad, aunque su capacidad para granjearse poderosos enemigos aseguró que nunca permaneciera en un mismo lugar durante mucho tiempo y, para cuando terminó la guerra que había ayudado a reavivar a principios de los años 410 a. C., sus días de relevancia política eran un recuerdo del pasado.
[4] Su abuelo, también llamado Alcibíades, fue amigo de Clístenes, el famoso reformador constitucional del siglo VI a. C..
[6] Según Plutarco, Alcibíades tuvo famosos profesores, como Sócrates, y fue formado en el arte de la retórica.
Alcibíades tomó parte en la batalla de Potidea en 432 a. C., donde Sócrates salvó su vida,[7] favor que le devolvió en la batalla de Delio en 424 a. C. Alcibíades tenía una íntima pero (según idealizaron antiguos relatos) casta relación con Sócrates, a quien él admiraba y respetaba, y quien se sintió atraído por su belleza, pero no sucumbió a las atracciones del joven.
[26] Una noche, durante los preparativos para la expedición, los hermai -cabezas del dios Hermes sobre un plinto con un falo- fueron mutilados en toda Atenas (véase Hermocópidas).
En el debate en Esparta sobre si enviar una fuerza para ayudar a Siracusa, Alcibíades habló e inculcó miedo a los éforos espartanos sobre la ambición ateniense, informándoles de que los atenienses esperaban conquistar Sicilia, Italia, e incluso Cartago.
Según Tucídides, Alcibíades empezó a hacer todo lo que pudo en la corte de Tisafernes para perjudicar la causa peloponesia.
[45] Alcibíades empezó a ganarse a los oficiales más influyentes del ejército y consiguió su objetivo ofreciéndoles un plan compuesto de tres partes: la constitución ateniense debía ser cambiada, el regreso de Alcibíades debía ser votado y Alcibíades debía ganarse a Tisafernes y al Rey de Persia para la causa ateniense.
[52] Como Kagan apunta, Tisafernes era un jefe prudente y había reconocido las ventajas de desgastar a cada bando sin la participación persa directa.
[58] Por su parte, Kagan argumenta que esta restitución fue una decepción para Alcibíades, que había estado esperando un glorioso regreso a la ciudad de Atenas, pero se encontró con que únicamente había sido restaurado en el mando de la flota rebelde, donde le había sido concedida la inmunidad "protegiéndole por el momento, pero sin garantías para el futuro"; además, la restitución, que Alcibíades había esperado obtener gracias a su propio prestigio e influencia, la consiguió, en realidad, a través del patrocinio de Trasíbulo.
Al escuchar su discurso, las tropas le eligieron general inmediatamente, junto a Trasíbulo y otros.
[63] Plutarco nos dice que, aunque su restitución ya había sido aprobada en la moción de Critias, un aliado político suyo, Alcibíades decidió volver con honores.
El siguiente rol importante que llevaría a cabo en la guerra ocurriría en la batalla de Abidos.
Alcibíades se había quedado retrasado en Samos con una pequeña fuerza, mientras Trasíbulo y Trasilo condujeron la mayor parte de la flota al Helesponto.
Mientras Alcibíades aún estaba de camino, las dos flotas chocaron en Abidos, donde los peloponesios habían establecido su principal base naval.
Oculta por la tormenta y la oscuridad, la fuerza ateniense combinada llegó a las inmediaciones sin ser descubierta por los peloponesios.
[70] La flota espartana sufrió graves pérdidas en la huida, y llegó a la orilla con los atenienses pisándoles los talones.
Las tropas de Alcibíades, conduciendo la persecución ateniense, atracaron e intentaron llevar las embarcaciones espartanas mar adentro.
Los peloponesios lucharon para impedir que sus barcos fueran remolcados, y las tropas de Farnabazo acudieron en su ayuda.
[79] Por lo tanto, finalmente navegó hasta el Pireo donde la multitud se había reunido deseando ver al famoso Alcibíades.
[91] Diodoro comenta esto: «Además de su error en Notio, Alcibíades fue licenciado por las falsas acusaciones interpuestas contra él por sus enemigos».
[92] Según Antony Andrewes, catedrático de historia antigua, las exageradas esperanzas producidas por sus éxitos del verano previo había creado un elemento decisivo para su caída.
[86] Éstos eran probablemente los comandantes más capaces que Atenas tenía en esa época y su retiro ayudaría a la rendición ateniense solamente dos años después de su completa derrota en Egospótamos.
Según el historiador, Alcibíades, al ser "sumamente ambicioso", propuso la expedición a Sicilia para "obtener riqueza y reputación por medio de sus éxitos".
[117] Evangelos P. Fotiadis, un prominente filólogo griego, afirma que Alcibíades eran "un diplomático de primera clase" y tenía "enorme habilidad".
[5] K. Paparrigopoulos, el principal historiador griego moderno, subraya sus "virtudes espirituales" y lo compara con Temístocles, pero afirma que todos esos dones crearon un "traidor, un hombre audaz e impío".
[124] Vlachos afirma que Alcibíades ya había concebido un plan más amplio: conquistar el Occidente entero.
[107] Paparrigopoulos no acepta la opinión de Demóstenes, pero reconoce que el estadista ateniense podía apoyar su caso suficientemente.
[141] Es también personaje en la sombra en la novela "Timandra", del autor heleno Theodor Kallifatides, publicada en España en 2022 por la editorial Galaxia Gutenberg.