Como general, fue el responsable de hacer volver del exilio a Alcibíades, y los dos trabajaron juntos durante los años siguientes.
Algunos hechos parecen demostrar que pertenecía a una familia rica; tuvo el cargo de trierarca en varias ocasiones,[3] que implicaba unos gastos personales elevados, y su hijo pudo pagar una multa importante de 10 talentos.
[4] Probablemente era también de familia aristocrática, puesto que su hija se casó con el nieto del noble Nicias.
Hacia el año 411 a. C. Trasíbulo se había establecido hasta cierto punto como un político pro-democrático, como luego dejaron claro los eventos posteriores.
Tras esta derrota, Atenas se encontró haciendo frente a una crisis de una magnitud sin precedentes.
Buscando contener la crisis, Atenas gastó su fondo de reserva para reconstruir su flota y mandó las naves que le quedaban para establecer una base naval avanzada en Samos.
Sus planes incluían llamar a Alcibíades, que había sido exiliado anteriormente por el gobierno democrático.
Buck, por otro lado, mantiene que Trasíbulo no estuvo probablemente nunca envuelto en el complot, posiblemente por su ausencia de Samos en esas fechas.
[9] En su retorno a Atenas, los conspiradores tuvieron éxito en acabar con el mando democrático e imponer una oligarquía de 400 dirigentes.
A su llegada, sin embargo, la tripulación fue arrestada, dado que sus noticias no eran en ningún modo bienvenidas para el nuevo gobierno oligarca.
[12] En los meses posteriores a esos hechos, Trasíbulo dirigió la flota ateniense en varios enfrentamientos de importancia.
Después de la rendición, el navarca Lisandro impuso un gobierno estrictamente oligárquico a Atenas, que se conoció como los Treinta Tiranos.
Las fuerzas de los Treinta Tiranos, ayudadas por la guarnición espartana, marcharon hacia el Pireo para atacarle.
[19] En el poder, Trasíbulo propuso una ley que perdonaba a todos salvo algunos oligarcas, previniendo con ello las brutales represalias de los demócratas victoriosos.
[17] En la democracia reinstaurada en el año 403 a. C., Trasíbulo se convirtió en uno de los mayores y más prestigiosos líderes, aunque pronto fue sucedido en la cabeza del estado por Arquino.
En esta campaña, Trasíbulo desplegó gran parte de su esquema para un imperio ateniense según el modelo del siglo V a. C.: capturó Bizancio, impuso un impuesto en las naves que transitaran por el Helesponto, y recogió tributos de muchas islas del Egeo.
[21] En 388 a. C., mientras dirigía su flota al sur a través del Egeo, sus soldados asolaron los campos de Aspendo.
[22] Las ganancias que Trasíbulo había conseguido en su campaña pronto fueron revertidas, sin embargo, por la intervención persa.
La mayor parte de los historiadores antiguos más importantes dieron el mérito de las victorias atenienses del año 411 a. C. a Alcibíades, pero unos pocos, como Cornelio Nepote, señalaron el papel decisivo que en estas batallas jugó Trasíbulo.
Buck, han tendido a apoyar este análisis, apuntando al papel que Trasíbulo jugó en la planificación de la estrategia ateniense en todas estas batallas, y específicamente en la acción decisiva que tomó en Cícico, en donde salvó a las fuerzas de Alcibíades de ser destruidas, y dio la vuelta a una posible derrota ateniense y la convirtió en una importantísima victoria.
[29] Trasíbulo era un general capaz, particularmente exitoso en la guerra naval, y un orador competente, aunque frecuentemente eclipsado por líderes más carismáticos que él.