Marina de guerra en la Antigua Grecia

[3]​ Para comienzos del primer milenio a. C. disponemos de las descripciones homéricas, a menudo convencionales y estereotipadas, pero en ocasiones también ricas en vocabulario náutico y en evocadoras descripciones, como cuando hablan de los «negros navíos» o de los «huecos navíos», «bien unidos», «bien trabajados», con la proa azul o roja, tan ligeros que cada noche se los podía sacar del agua y varar en la orilla y tan bajos que no había peligro en saltar desde su borda a tierra firme.

[9]​[nota 1]​ Del birreme, que llevaba un centenar de remeros, se pasó al trirreme (o triere, según la palabra romana triremis), cuyo nombre aparece por primera vez hacia mediados del siglo VI a. C. en los poemas de Hiponacte.

[10]​ Es poco verosímil que los egipcios fueran sus inventores; más bien serían los corintios, que tuvieron buenas razones para perfeccionar su armamento marítimo desde la primera mitad del siglo VII a. C., con motivo de sus conflictos con Corcira.

[6]​ Otros historiadores se pronuncian por una datación diferente; ya sea más antigua (finales del siglo VIII a. C.), como es el caso de aquellos que siguiendo a Tucídides tienen a Aminocles por el inventor del trirreme;[11]​ ya más moderna (finales del siglo VI a. C.), cuando arguyen que, hacia el 535 a. C., Polícrates de Samos debía su poder a una flota formada todavía por pentecónteras.

[12]​[13]​ En cualquier caso, los trirremes estaban muy difundidos por el Mediterráneo oriental desde finales del siglo VI a. C. El propio Polícrates envió 40 de ellos a socorrer al rey aqueménida Cambises II en 525 a. C.[14]​ En 494 a. C., durante la revuelta jónica contra los persas, Quíos pudo alinear 100, Mileto 80, Lesbos 70 y Samos 60.

[15]​ La flota enviada por Darío I en 490 a. C. habría estado formada por 600,[16]​ mientras que Gelón de Siracusa, diez años después, les ofrecía 200 a los griegos, a cambio del mando supremo en el mar.

[22]​ Los remeros del banco medio, llamados zigitas, los movían bajo el puente.

[19]​ En cambio, necesitaba obligatoriamente remeros bien entrenados, suficientemente coordinados en su bogar como para no entrechocar sus remos.

Desde comienzos del siglo IV a. C., se observan ya algunos signos precursores de esa carrera hacia el gigantismo en la construcción naval.

[27]​ En toda flota militar antigua había un cierto número de navíos especializados, cuya construcción y mantenimiento estaban dictados por las funciones particulares que se les confiaban.

Otros tenían por modelos a los barcos piratas que querían combatir o destruir.

En esta última categoría entraban, con el viejo triacóntero, toda una serie de embarcaciones ligeras y rápidas,[27]​ de naturaleza y apelativos variados según las regiones: keles o keletion, epatrokeles o epaktris, lembos ilirio, liburna dálmata, etc.[29]​ Más conocida y difundida que las embarcaciones precedentes es la hemiolis («aquella compuesta por un banco y medio»),[27]​ una birreme en la cual una parte de los remeros (la mitad posterior del banco superior) abandonaba su puesto en el remo durante el abordaje para participar en el combate y dejar sitio a la vela.

[27]​ Para luchar contra las hemiolotai de los piratas, se habría inventado en el siglo IV a. C., aplicando el mismo principio al trirreme, la triemiolia, que aparece frecuentemente en época helenística en las flotas rodia, egipcia y ateniense.

[31]​ Algunos ejemplares con la parte inferior tallada en la roca han sido descubiertos por los arqueólogos en El Pireo, Sunio, Oinaidai, Acarnania y en Apolonia, en Cirenaica.

[31]​ A estos hangares se añadían numerosas dársenas para reponer los aparejos, la más famosa y mejor conocida de las cuales, gracias a una descripción que se conserva, fue obra, en El Pireo, del arquitecto Filón a finales del siglo IV a. C.[31]​ Los arsenales estaban controlados por colegios especiales de magistrados, que en Atenas eran conocidos como neoroi o epimeletes.

[31]​ En Rodas, determinadas indiscreciones respecto al armamento naval estaban castigadas con la pena de muerte.

[31]​ Armar una flota exigía la intervención directa o indirecta del Estado, puesto que era el único capaz de soportar la carga inicial y de asegurar el servicio regular que desempeñaban.

[33]​ Estos ingresos colectivos fueron distribuidos, en este caso, entre los ciudadanos ricos con la condición de que proporcionaran los barcos.

[38]​ Esto no impide que la eficacia de ese servicio ateniense esté lo suficientemente atestiguada por dos siglos de hegemonía marítima y por todas las imitaciones que sufrió en el resto del mundo griego (hasta el reino ptolemaico).

[39]​ Los infantes de marina también variaban en número, debido a las concepciones tácticas del momento.

[45]​ En la época helenística, los soberanos los reclutaron, por medio de dinero, entre sus súbditos o entre las poblaciones con experiencia del mar Egeo, Asia Menor, Chipre y Fenicia.

[45]​ Los griegos estuvieron decididos durante mucho tiempo a coger un remo para defender la patria y, en ocasiones, incluso consiguieron gloria con ello.

Para conseguirlo, el agresor tenía que cumplir dos condiciones: situarse en una posición tal que pudiera desarrollar su ataque desde el flanco y no desde la parte anterior del navío contrario, que también estaba provista de un espolón, y lanzar su ataque con una velocidad adecuada, ni demasiado deprisa ni demasiado lenta, de tal modo que lograra penetrar en el casco del adversario sin quedar atrapado en él.

[47]​ A falta de todo ello, terminaban por imponerse los acostumbrados esquemas inspirados en las maniobras terrestres.

[50]​ Estas no tardaron en estar unidas entre sí, bien por una pasarela axial, bien por un pasamanos, antes de transformarse, como muy tarde a finales de la época arcaica, en un puente más o menos continuo.

En conjunto, esta superioridad apenas fue contestada durante la época clásica, antes de la aparición del gigantismo naval, que permitió a los soldados helenísticos dominar los mares desde lo alto de sus fortalezas flotantes.

[54]​ Cuando la aniquilación de las ambiciones marítimas atenienses le restó intensidad al debate, las condenas se hicieron menos severas y más matizadas.

[54]​ La guerra naval, en donde lo que más contaba era la calidad del instrumento de combate y la habilidad profesional de los combatientes, llevaba las actividades militares hacia la técnica, en una época en la que esta aún no estaba muy desarrollada en los combates terrestres.

Modelo de trirreme
Barco de guerra en una vasija griega
Sección de trirreme
Ptolomeo II con Arsione
Guerreros, uno con escudo característico. Fragmento de crátera . Maestro del Dípilon. c. 750 a C. ( Museo del Louvre ),