El acabado es un pulido que se hace con trapos de lino sobre una capa de cera caliente previamente extendida (que en este caso ya no actúa como aglutinante sino como protección).
Plinio el Viejo, enciclopedista romano del siglo I, describe el uso de la encáustica[1] sobre el marfil, técnica que ya entonces se consideraba antigua.
Durante los siglos siguientes, y a partir del siglo VIII y el IX, esta técnica cae en desuso hasta que reaparece a los comienzos de la Edad Media.
El pintor francés Eugène Delacroix (1798–1863), utiliza en muchas de sus obras unos colores previamente desleídos con cera.
En el siglo XX el pintor, escultor y artista gráfico estadounidense Jasper Johns realiza encáusticas sobre tela en obras que anuncian ya el Pop Art; asimismo, el pintor mexicano Mauricio Toussaint utiliza esta misma técnica en su obra, dentro del movimiento neomexicanismo.
Se calentaba la superficie a pintar y también las espátulas con los braseros, llamados cauterium.
La razón por la que se añade damar es para hacer la cera más dura y resistente a arañazos.
Al quedarse luego en la superficie de la pastilla se pueden retirar fácilmente.
Se deja enfriar y la pastilla estará lista para su uso posterior, volviéndola a fundir para su uso líquido con un pincel o bien utilizando herramientas eléctricas calientes.