Flota cartaginesa

Estos barcos podían navegar hasta 100 millas por día: la media mercante estaba en torno a los 6 nudos y la diaria entre 68 y 82 millas (Heródoto IV 86; Tucídides II 97; III 3; VI 1).

La forma del casco y sus medidas eran semejantes a las de los barcos mercantes.

Las cuadernas llevan grabada la marca del constructor, prueba de que las naves se hacían en grandes cantidades, prefabricadas y ensambladas después en astilleros, lo que permitía construirlas en un tiempo muy breve.

Mientras la popa era semejante a la de los barcos comerciales, la proa era un arma ofensiva durante los combates, por lo que llevaba un espolón reforzado con bronce representando diversas figuras, que se utilizaba para destrozar los costados de los barcos adversarios.

Un mástil retráctil podía alzarse en el centro del barco para colgar una vela cuadrada, y otro ubicado en la proa llevaba una pequeña vela que permitía gobernar el barco incluso con vientos transversales, pero durante los combates no se utilizaba: los barcos se desarbolaban, y para poder moverse más rápidamente la propulsión quedaba confiada a los remeros.

Estos se colocaban en el interior del casco a lo largo de los costados, y empuñaban los remos que salían por los orificios practicados bajo la borda.

La pentecóntera desapareció a finales del siglo VI a. C. y se sustituyó por el trirreme.

Las tripulaciones estaban constituidas exclusivamente por ciudadanos cartagineses, a diferencia del ejército que se nutría de mercenarios.

Consistía en colocarse al lado del barco enemigo y atravesar su costado de un golpe con el espolón.

Imperio marítimo cartaginés.
Corbita, pequeña barca de dos mástiles. Relieve del 200 a. C., Cartago.
Trirreme.