Además, en la caracterización del litoral es necesario destacar los siguientes valores: La rigurosidad de las condiciones ambientales a las que se ven sometidas las comunidades biológicas litorales, provoca una marcada selección que favorece fenómenos de diferenciación y especiación.
Esto confiere riqueza y originalidad, así como un considerable nivel de endemicidad a estos ambientes.
Los fondos marinos litorales se extienden, desde la marea más baja, sobre la plataforma continental hasta el límite de la zona eufótica, donde penetra la radiación solar y son posibles los procesos fotosintéticos.
Por su posición respecto a la línea de costa y por cómo se ven afectados por la dinámica marina litoral, se distinguen, de manera general, dos tipos de acantilados: Son acantilados sobre aguas profundas, su base está batida por el oleaje y los materiales erosionados no se depositan en su base, sino que son trasladados por las corrientes marinas.
Los acantilados son en sí mismos ambientes poco acogedores para la vegetación, que solo puede desarrollarse en pequeñas grietas y rellanos.
Además, la vegetación de acantilado muestra un grado alto de especialización, al estar sometida a condiciones ambientales rigurosas: exposición al viento, salinidad, escaso desarrollo edáfico y escasa disponibilidad hídrica.
En cuanto a la fauna, los acantilados son colonizados por numerosas aves marinas, ya que ofrecen lugares de nidificación y posadero.
Generalmente, las playas están repaldadas por arenales y cordones dunares, su origen se debe a la erosión que ejerce el viento sobre las zonas supra e intermareales.