[8] Fue a partir del siglo XIX cuando su reputación fue plenamente restablecida por diversos hallazgos arqueológicos que confirmaron repetidamente la veracidad de sus datos.
El imperio persa era entonces relativamente joven y sufría frecuentes revueltas entre los pueblos que había sometido.
[16] En el 491, Darío envió emisarios a todas las polis griegas exigiendo «tierra y agua» como gesto de sumisión.
Esta fuerza se trasladó después a la ciudad de Eretria, que fue asediada y arrasada.
[18] Finalmente, se dirigió a Atenas, para lo que desembarcó en la bahía de Maratón, donde fue enfrentada por un numeroso ejército ateniense.
Esto era un hecho sin precedentes en el desunido mundo griego, especialmente si tenemos en cuenta que algunas de las polis estaban técnicamente en guerra entre ellas.
Para ello se basó en las lecciones aprendidas en Artemisio, señalando que «una batalla a corta distancia nos beneficia».
[45] El rey persa ordenó que se dispusiera un trono en las laderas del monte Aigaleo, con vistas al estrecho, para presenciar la batalla de manera inmejorable y anotar los nombres de los comandantes que mejor se desempeñaran.
[52] La armada aliada pudo así prepararse adecuadamente para la inminente batalla, mientras que los persas pasaron la noche en el mar, buscando sin éxito la supuesta evacuación griega.
[75][76] Ctesias da otro número, 1000 naves,[58] mientras que Platón, hablando en términos generales, refiere la presencia de al menos 1000 barcos persas.
[87] El tiempo era entonces esencial para los persas, pues la enorme fuerza invasora no podía ser mantenida indefinidamente ni Jerjes quería estar tanto tiempo fuera de su imperio.
[91] Los persas contaban con una ventaja táctica considerable, y no solo por su número muy superior, sino porque tenían mejores barcos.
[94] Esta maniobra requeriría una considerable maestría en la navegación a vela y es más probable que la emplearan los persas.
[94] Este peso extra, cualquiera que fuera su causa, reduciría todavía más la posibilidad de emplear el diekplous.
[95] Tácticamente hablando entonces, una batalla en mar abierto hubiera beneficiado a los persas por su superior marinería y número.
[37] En la batalla en Artemisio habían intentado minimizar la ventaja numérica persa, pero al final los griegos se dieron cuenta de que necesitaban un paso aún más estrecho para derrotarlos.
[96] Por lo tanto, internándose en los canales de Salamina para atacar a los helenos, los persas estaban jugando en el terreno que quería su enemigo.
[98][99] La flota aliada probablemente formó en dos líneas, ya que los estrechos no tienen anchura para una única línea de navíos.
[102][103] Así pues, hay dos posibilidades: que durante la noche los persas simplemente bloquearon la salida de los estrechos y entraron en ellos al amanecer, o que entraron en los estrechos y se desplegaron para la batalla durante la noche.
[102][103] Independientemente de cuándo lo intentaron, parece evidente que los persas viraron su flota frente a la punta del cabo Vavari, por lo que a partir de una alineación inicial este-oeste (bloqueando la salida) acabaron en una disposición norte-sur (ver mapa).
[98] Diodoro dice que la flota egipcia fue enviada a circunnavegar Salamina por el sur y bloquear la salida norte de los estrechos.
[107] Si esto ocurrió realmente, se puede interpretar que esos barcos habían sido enviados a reconocer la salida norte de los estrechos, por donde debía llegar el destacamento egipcio para rodear a los aliados (si es que esto también sucedió).
[99][102] Por otra parte, también es evidente que, lejos de dividirse, la flota griega estaba alineada y lista para atacar.
[106] Según Plutarco, trataban de obtener una mejor posición y ganar tiempo hasta la llegada del viento matutino.
[106] A continuación toda la flota griega hizo lo mismo y se lanzó contra la desorganizada línea de batalla persa.
[112] Sin liderazgo y desorganizados, los escuadrones fenicios fueron empujados hacia la costa, donde muchos de sus barcos quedaron varados.
[114] Sin embargo, Jerjes, viendo la acción, pensó que la reina había atacado con éxito a un barco aliado, y comparando con el pobre desempeño de sus otros comandantes, comentó que «Mis hombres se han convertido en mujeres, y mis mujeres en hombres».
[118] Heródoto no menciona el número exacto de bajas persas en la batalla, pero dice que al año siguiente la flota meda contaba con 300 trirremes.
[89] Tras este combate naval, el Peloponeso, y por extensión Grecia como una entidad, se salvaron de la invasión.
[2] Sin embargo, también es posible argumentar lo contrario, pues los jonios, sometidos al poder persa, conservaron su propia cultura,[129] aunque no tenían democracia y carecían de numerosas características por las que es celebrada la cultura ateniense, como las libertades personales y la democracia.