Supuso el término de la guerra, ya que Atenas, perdida su capacidad naval con la derrota, no podía importar cereales o comunicarse con su Imperio sin el control del mar.
La batalla de Egospótamos hizo que Esparta impulsara su política en toda Grecia y su flota pasara a controlar las principales rutas comerciantes.
Al mismo tiempo, Alcibíades, general ateniense, se encontraba en Jonia incitando a una revuelta en contra de Atenas.
En el año 413 a. C. Esparta, aconsejada por Alcibíades, ocupó la fortaleza de Decelia en el Ática, desde donde hostigó a Atenas.
Tras este desastre Esparta buscó la paz, pero Atenas se la negó porque en el intervalo había sido reinstaurada la democracia gracias a Cleofonte.
Era el año 406 a. C. Probablemente los atenienses podrían haber destruido a toda la flota espartana, pero una tormenta puso fin al combate.
Al quinto día, los atenienses zarparon de Egospótamos y se dirigieron a Sesto donde desembarcaron para aprovisionarse.
[3] En la acción de Egospótamos, que en realidad no fue una batalla, los espartanos capturaron 170 naves atenienses mientras estaban varadas en la playa.
Después de la victoria, Lisandro navegó a Bizancio y Calcedonia, ciudades que lo recibieron triunfalmente.
En Atenas, conocida la noticia, la Asamblea resolvió bloquear los puertos, reparar las murallas y colocar la ciudad en estado de sitio bajo el mando del general Éufrates.