[3] Sufrió desde una temprana edad artritis juvenil idiopática, enfermedad que le hizo pasar una infancia y adolescencia solitarias.
[3] Un conocido suyo envió uno de sus manuscritos a una editorial y consiguió que se interesasen por ella iniciando así su larga trayectoria literaria profesional.
[3] Sus libros fueron mayoritariamente novelas históricas dirigidas al público juvenil, aunque su temática y estilo han hecho que sean apreciados por lectores de todas las edades.
[3] Su madre, Elizabeth Sutcliff —nacida Lawton—[8] había permanecido en el Reino Unido mientras que su familia emigró a la India para trabajar en la construcción de ferrocarriles.
Con nueve años ingresó en la escuela femenina de Chatham, localidad portuaria donde había sido trasladado su padre.
[3] El texto, perdido en la actualidad, no fue de su agrado porque consideró que había quedado muy mal escrito.
[3] A este trabajo inicial siguió una novela ambientada en el siglo XIX así como una recopilación de leyendas celtas y sajonas.
[12] Mientras escribía esta obra, trabajó a la vez en una historia sobre la reina Isabel que también fue del agrado de los editores y consiguió ser publicada igualmente.
[3] Sutcliff todavía no había desarrollado su particular estilo y ambas publicaciones pasaron relativamente desapercibidas en su momento.
[13] No fue hasta 1953 en que su obra Simon, ambientada en la Guerra Civil Inglesa, consiguió tener una buena acogida por parte de la crítica.
[3] Con todo, durante los años 1970 cuando Rosemary Sutcliff ya era una reconocida escritora, volvió a encontrarse con él.
[1] Igualmente, se implicó en la vida de este pequeño pueblo y fue ayudada por sus vecinos cuando lo necesitó.
[16] Además tuvo que soportar un buen número de intervenciones quirúrgicas y largas estancias en diferentes hospitales.
[12] Esta infancia en una soledad marcada por la enfermedad y la deficiente escolarización durante los primeros años han sido considerados por el autor Alan Garner como elementos comunes en varios escritores de novela juvenil.
[16] La primera fase de su trabajo consistía en una estudio previo que solía hacer consultando enciclopedias y buscando bibliografía.
[9] Por este motivo sus libros, aunque son considerados como literatura juvenil, han sido apreciados por lectores de todas las edades.
[20] Al mismo tiempo, su narrativa siempre ha manifestado una gran habilidad para la recreación de momentos en los que suceden cambios dramáticos y desafiantes.
[10] De hecho, Rosemary publicó en 1960 un ensayo sobre este autor con el título Rudyard Kipling – A Monograph.
La época sobre la que a Sutcliff más le gustaba escribir era la de Britania durante el Imperio romano.
[16] También reescribió varias leyendas conocidas, tales como Beowulf, para hacerlas más accesibles a los lectores de menor edad.
[16] En buena parte de sus obras sus protagonistas se ven obligados a elegir entre diferentes caminos y lealtades así como con la necesidad de conciliar unas ideas y valores sostenidos en el pasado con una situación real a la que se enfrentan en el presente.
[28] El primer libro sobre esta temática fue Sword at Sunset, considerado por algunos como una de sus mejores novelas.
[29] Continuó con esta materia artúrica con tres trabajos posteriores en los que, en lugar del aspecto histórico, se centró en el lado legendario.
Sutcliff dedicó varias de sus obras a reescribir leyendas clásicas, tanto celtas y nórdicas como griegas.
Son obras en las que elementos de las antiguas religiones y las supersticiones ocupan un lugar importante.
El periodo romano fue para Sutcliff la principal época donde ambientar sus novelas y en la que se sentía más cómoda escribiendo.
La Edad Media no fue un periodo en el que a Sutcliff le gustase ambientar sus novelas.
La autora combinó ambas facetas en varios cuentos ilustrados de temática infantil pero con un gran contenido simbólico.