Batalla de Potidea

[1]​ Durante la batalla, las fuerzas atenienses al mando del estratego Calias lograron imponerse sobre las, levemente menores en número, tropas corintias comandadas por Aristeo.

La batalla tuvo lugar debido a la rebelión de varias ciudades tributarias de Atenas ubicadas en la península Calcídica, rebelión que fue instigada y apoyada por el rey macedonio Pérdicas II, quien tenía intereses en debilitar el poder ateniense por motivos políticos y en ganarse la amistad de la liga del Peloponeso.

Una vez efectuada la rebelión, Corinto envió soldados voluntarios para apoyarla, y al intervenir Atenas en la zona, sucedió el combate.

[1]​ En efecto, los atenienses tomaron las precauciones mencionadas porque Corinto se mostraba abiertamente hostil después del conflicto en Corcira y Pérdicas II era enemigo de Atenas debido la alianza que esta ciudad había pactado con su hermano Filipo y su enemigo Derdas, quienes conspiraban en su contra.

Para facilitar el conflicto en su país, Pérdicas buscó desestabilizar al imperio ateniense: envió embajadores a Esparta para incitar el estado de guerra y negoció la sublevación de algunos territorios cercanos como calcidea y Botiea.

Esta expedición había sido destinada en un principio para atacar el territorio de Pérdicas, pero fue dirigida a Potidea para tomar los rehenes que había exigido, demoler la muralla y mantener vigiladas a las ciudades vecinas para prevenir posibles rebeliones.

[9]​ Cuando los comandantes de la flota ateniense que había sido redestinada desde Macedonia a Poitidea para prevenir su rebelión descubrieron que ya se había sublevado, decidieron volver a la costa macedonia para continuar la guerra contra Pérdicas II puesto que no les era posible luchar con tan solo mil hoplitas en los dos frentes.

De esta manera, la ciudad aguantaría más tiempo el asedio al consumirse menos suministros.

Sin embargo, la idea fue rechazada y Aristeo huyó de Potidea por su propia cuenta.

Alcibíades y Sócrates estuvieron entre los soldados atenienses en esta batalla, en la cual el filósofo salvó la vida de su pupilo.