Olinto

En cambio hacia el sur y oeste la vista desde Olinto está obstaculizada por un barranco que se extiende en dirección norte sur, cuya elevación y longitud son mayores que los del emplazamiento de Olinto.

[1]​ En la colina sur hubo un pequeño asentamiento neolítico, abandonado en el curso de la Edad del Bronce.

Según cuenta Tucídides, Pérdicas II convenció a los calcideos para que abandonasen sus ciudades en la costa después de haberlas arrasado y se trasladasen a Olinto, convirtiéndola en la única ciudad fortificada.

En el centro arcaico se ha identificado un edificio, posiblemente el Bouleterión mientras que en la colina septentrional los nuevos barrios disponen sólo del ágora, que tan sólo albergó un edificio público y los establos ligados al tipo de actividades que situaron a Olinto en el centro de un vasto dominio.

Según el tratado, Meciberna debía permanecer independiente,[5]​ pero Olinto la tomó al asalto poco después.

Olinto entonces combatió con él contra los atenienses, y recibió de los macedonios tanto Antemunte como Potidea, posesión ateniense que Filipo conquistó en el año 356 a. C. Más tarde, los olintios empezaron a sospechar del rey, por su deseo de expansión y su escasa fidelidad a los pactos, así que enviaron una embajada a Atenas para reconciliarse y se firmó un acuerdo de paz en el 352 a. C. Filipo, que desde hacía tiempo buscaba un pretexto para atacar a Olinto, se preparó para ello.

Se encuentra situada en una pequeña meseta, en la orilla oeste del río Olintios o Resetenikia (el antiguo Sandanos).

El asentamiento de la colina septentrional, el más reciente, está atravesado al menos por siete calles en sentido norte-sur, en las que confluían, perpendicularmente cada 35 m, calles en sentido este-oeste, paralelas entre sí.

Se han excavado unas cien casas y aunque parecidas no hay dos idénticas.

Un acueducto subterráneo aportaba un fuerte caudal de agua desde donde se cree había un cauce, a unos 8 km, hasta una fuente pública, muy mal conservada, en la colina norte.

Tal vez no se casual que viviendas de este tipo, casi inexistentes en el mismo período, como Esparta o Atenas, se encuentren en Eretria, en un lugar donde en el siglo II a. C. surgirían grandes palacios; en las campiñas áticas, sujetas a un control más directo de la aristocracia; en Pella, la nueva capital macedónica, e incluso en Seutópolis, ciudad fundada por el rey odrisio Seutes III a finales del siglo IV a. C., como capital de su reino.

La ciudad antigua, emplazada en la colina sur, conserva restos de edificios más pequeños sin una planificación urbanística.

En esta villa en lugar de la más modesta pastás, el patio presenta un peristilo completo.

Al este, separadas de la cocina, se abren dos estancias comunicadas entre sí con pavimentos de mortero parecido a nuestro cemento, que llevan inscripciones que alaban a Tique y Afrodita.

Las paredes están decoradas con falsos bloques policromos, una especie de prototipo del famoso primer estilo pompeyano.

Restos de Olinto.
Mosaico de una casa de Olinto, con una represantación de Belerofonte .