[6][7] A los 15 años escribiría un libro - el cual dejaría inconcluso - titulado Ideas para una filosofía en la historia universal, siendo éste "una mezcla de marxismo y Spengler".
Allí, a nivel de docentes y estudiantes, conocería a egregios personajes de la intelectualidad chilena como Luis Oyarzún, Roberto Munizaga, Eugenio González, Marcos Flores, Luis Oyarzún, Humberto Giannini, Joaquín Barceló, Bogumił Jasinowski, Félix Schwartzmann, Erwin Johan Rüsch, Jorge Millas, Luis Weinstein, Simón Marcelo Neuschlosz y Ernesto Grassi, entre muchos otros; además de que fue ahí donde conoció a quien sería su compañera de vida: la filósofa Carla Cordua.
En entrevistas, Torretti ha mencionado lo mucho que lamenta no haber mantenido la comunicación con Szilasi:[8]
Dicha institución congregaría a grandes intelectuales del momento, como pueden ser Patricio Marchant, Juan de Dios Vial Larraín, Mario Góngora, Rafael Gandolfo, Enrique Lihn y Nicanor Parra.
La institución le ofreció una libertad académica y un ambiente intelectual propicio para el desarrollo de sus investigaciones, suya catalización tuvo como productos algunas de sus más grandes obras: Philosophy of Geometry from Riemann to Poincaré (1978), Relativity and Geometry (1983), y Creative Understanding.
Torretti vería en estos hechos un golpe de suerte que condicionaría su trabajo, fama y reconocimiento posterior:[13]
En lo que a congresos refiere, vale la pena detenerse en dos ocurridos durante los años 70 y 80.
[14][15] Compartió tribuna con importantes kantianos del siglo XX: Eva Schaper, Karl-Otto Apel, Justus Hartnack, Josef Simon, Richard Aquila, Gerhard Knauss, Richard Milton Martin, Ivor Leclerc, Henry E. Allison, Gerd Buchdahl, Ralph C. S. Walker, J. N. Findlay y Margaret Dauler Wilson; entre otros.
[16] Entre sus asistentes se encontraban algunos de los referentes más importantes de la filosofía analítica del momento en áreas como la topología, teoría de modelos, teoría de la computabilidad, sistemas axiomáticos, lógica filosófica, metodología científica, probabilidad, inducción, filosofía de la física, filosofía de la biología, filosofía de las ciencias sociales, filosofía del lenguaje y la ética: Stephan Körner, Peter Aczel, Michael J. Beeson, William Alvin Howard, Boris Zilber, Sy Friedman, Wolfgang Maass, Stevo Todorčević, William Hugh Woodin, Jon Barwise, Johan van Benthem, Maria Luisa Dalla Chiara, Ilkka Niiniluoto, Wolfgang Balzer, Carlos Ulises Moulines, Joseph D. Sneed, Bas Van Fraassen, Haim Gaifman, Frank Jackson, Isaac Levi, Jürgen Ehlers, David Malament, Marjorie Grene, Michael Ruse, Boris Yudin, Jan Smedslund, Eugene N. Sokolov, Amos Tversky, Daniel Kahneman, Rom Harré, Lars Hertzberg, Dan Sperber, Emmon Bach, Laurence Jonathan Cohen, Gerd Buchdahl, David Lee Hull, Vadim Sadovsky, Richard Mervyn Hare, Knut Erik Tranøy, Jean Ladriere y Marian Przełęcki.
Junto a su esposa publicarían Perspectivas (2017), texto en el que reúnen una serie de conferencias dictadas por ellos entre 2013 y 2016.
Dos años más tarde, y esta vez acompañado por un connacional, el filósofo franco-chileno Miguel Espinoza Verdejo, se publicaría Pensar la ciencia (2004).
En 2011, obtuvo junto a Carla Cordua el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales.
Es considerado uno de los intelectuales chilenos más importantes en su historia, junto a sus connacionales Andrés Bello, Francisco Bilbao y José Victorino Lastarria.
[24] Una aproximación a la obra del filósofo chileno permite entrever una serie de rasgos compartidos destacables.
Torretti se hallaba versado en múltiples lenguas, y en su calidad de traductor, trajo al español obras escritas en latín, griego antiguo, alemán, francés e inglés.
Su nutrido bagaje le permitió hacer reconstrucciones notables de los grandes pensadores de la tradición, realidad que resulta particularmente evidente cuando se observa el tratamiento de figuras como René Descartes, Isaac Newton, James Clerk Maxwell, John Herschel, William Whewell, John Stuart Mill, Ernst Mach, Max Planck, Albert Einstein y otros, cuyas obras abordó directamente con una notable sensibilidad a su respectivo contexto histórico.
Una segunda característica es su conocimiento experto de ciencias como la geometría y física, lo que le permitió avanzar en interpretaciones filosóficas sólidas de Euclides, Carl Friedrich Gauss, Felix Klein, Bernhard Riemann, Hermann Minkowski, Georg Cantor y Albert Einstein, entre otros.
[25] Para Torretti, la verdad como algo intemporal, así como la idea de ley natural, no son más que el fruto de una pura "nostálgica criptoteología", lo cual le llevaba a ser crítico del realismo científico.
Si bien nunca militó, se amistó con intelectuales de izquierda, como Sergio Politoff.
Con todo, hasta el final de su vida jamás se mostró afín a la derecha, fuera esta la derecha chilena o la estadounidense:[29] Aunque era ateo desde su juventud, Torretti no tenía sentimientos especialmente negativos dirigidos hacia lo religioso, y fueron sus escasas sus lecturas religiosas (Miguel de Unamuno[30][31] y Karl Adam,[32] por ejemplo).
En momentos de duda espiritual suscitados durante su adultez temprana, llegaría a mantener reuniones confesionales con el santo jesuita Alberto Hurtado.
[33] En su paso por la Universidad de Chile polemizó con aquellos que buscaban negar puestos en la institución a determinadas personas por ser católicas.
Desde el principio esta obra fue concebida como un apoyo para todo hispanohablante que quiera aproximarse a la filosofía crítica kantiana.
[35] Originalmente pensaba en dedicar su primera obra a Hegel, pero en vista de los tiempos y considerando que en su paso por Alemania ya había estudiado las tres Críticas kantianas, centrarse en el pensador prusiano resultó ser lo más razonable.
Es tanto o más importante estudiar la evolución y desarrollo de los mismos a nivel histórico:[40] Debido a que la tesis se ejemplifica con la experiencia de la física, el libro se subtitula Reflexiones filosóficas sobre la física.
La amplitud de temas que trabaja es bastante numerosa: observación, conceptos, teorías, probabilidad y necesidad.
Siguiendo en esto a Platón,[41] es labor del pensamiento, de la actividad racional, articular el mundo, produciéndolo:[42]
Concretamente, se centra en dos hitos que involucran al término: 1) el uso de δημοκρατία en la Grecia del siglo V a. C. y 2) la "reinvención de la democracia" entre los siglos XVIII y XIV en Estados Unidos.
Concretamente, se revisan obras de Hermann Weyl, Michel Ambacher, Carl Hempel, Théodore Vogel, Claude-Paul Bruter, Karl Popper, John Carew Eccles, René Thom, Bernard d’Espagnat, Jean Largeault, Jean-Pierre Changeux, Mario Bunge, Murray Code, Jean Hamburger, Paul Feyerabend, Roger Penrose, David Ruelle e Ilya Prigogine.
El impacto del trabajo de Torretti en la comunidad filosófica es sustancial y multifacético.