Filosofía de la física

La física se conoció como filosofía natural hasta finales del siglo XVIII.

Los filósofos de la ciencia están interesados en cuestiones tales como la naturaleza de las teorías científicas y su relación con el mundo físico, la manera en que las teorías explican los fenómenos del mundo, la base evidencial e inferencial de estas teorías y la forma en que esa evidencia puede ser utilizada para respaldar justificadamente o desalentar la creencia en una hipótesis.

Así, el magnetismo se podía describir como similar a la atracción que determinadas personas son capaces de ejercer sobre otras en virtud de una simpatía innata y que no todos poseen.

Dios infundió al Universo cierta cantidad de movimiento, que continúa inalterado.

Para Descartes "movimiento" es momento (mv), prescindiendo del carácter direccional de la velocidad.

Puede haber transferencia de movimiento entre partículas que chocan, pero nunca puede ser creado ni destruido.

La física newtoniana tomaba como punto de partida un universo constituido por corpúsculos extensos y por espacio vacío.

Con este esquema básico, Newton desarrolló sus conocidas teorías sobre el movimiento y sobre la gravitación publicadas en 1686.

La teoría newtoniana de la acción a distancia no involucra al medio y supone la existencia de corpúsculos, espacio vacío, fuerzas centrales actuando a distancia e interacción instantánea.

Para contestarla era necesario considerar junto con la extensión, la fuerza como otra propiedad esencial de la materia.

Aunque aporta algunos argumentos puramente filosóficos en contra del relacionismo leibniziano, Newton es famoso principalmente por sostener que los resultados de la observación y del experimento pueden refutar de manera concluyente la doctrina relacionista.

El espacio está constituido por una parte vacía y fuerzas de diferente índole.

Pero los mismos puntos llevan asociados fuerzas atractivas que actúan a distancia.

Durante su desarrollo histórico, la física se ha movido entre dos actitudes contrapuestas: La primera interpretación del universo racional, la hicieron los griegos en el siglo IV a. C. con la propuesta de la geometría euclídea.

En Occidente, tras la caída del Imperio Romano, y el dominio absoluto del cristianismo durante siglos, la crítica intelectual estuvo restringida y sujeta a la supervisión de la autoridad religiosa.

En Oriente Medio y el norte de África, al no existir una autoridad religiosa centralizada, existió especialmente a partir del siglo X una actitud más favorable a las ideas de los filósofos griegos, y existieron desarrollos intelectuales originales tanto en las matemáticas, la astronomía y en menor grado la física.

Al final del siglo XVIII, el mundo científico estaba sumamente complacido consigo mismo.

Este enfoque resultó muy atractivo, porque por primera vez se ofrecía una conceptualización científica de las cosas, y del Universo, que podía ser comprendida en términos intuitivos y que permitía hacer deducciones lógicamente consistentes.

Lo mismo sucede con los demás parámetros relativos a las fuerzas, velocidad, aceleración y la gravedad.

Desde el punto de vista filosófico, esta concepción clásica, es una visión mecanicista.

¿Qué pasaría con el tiempo si las fuerzas y los movimientos se congelaran por un instante?

Von Leibniz e Isaac Newton ahí se perfilaron dos teorías contrarias acerca del lugar del espacio y del tiempo en el mundo y muchas de las cuestiones fundamentales que en los años posteriores ocuparon a los filósofos interesados en el espacio y el tiempo.

Los primeros cuestionamientos serios a la noción clásica de espacio y tiempo proceden del electromagnetismo.

Esto abrió un debate importante en el seno de la mecánica clásica y numerosos autores buscaron esquemas y teorías alternativas que en ciertos aspectos anticipaban la teoría de la relatividad especial.

En 1881, dos físicos norteamericanos, Michelson (1852-1931) y Morley (1838-1923), realizaron un experimento trascendental en la ciudad de Cleveland (Ohio).

No quedaba alternativa, la realidad discrepaba con la teoría fundamental del movimiento de los cuerpos, tal y como se concebía en la física clásica.

Esto trae como consecuencia, que el concepto de simultaneidad sea relativo al observador.

Pero la distorsión del parámetro tiempo sólo es apreciable a muy altas velocidades, y no forma la experiencia de nuestra vida cotidiana.

Junto con ese postulado el postulado V sostiene que si no se realiza una medida sobre el sistema, su estado físico evolucionará de manera completamente determinista, según una ecuación diferencial precisa, la ecuación de Schrödinger (1887-1961).

Diversos resultados y experimentos posteriores pusieron en dificultades a ciertas teorías simplistas de variables ocultas, por lo que actualmente se reconoce que las teorías de variables ocultas compatibles con los resultados experimentales resultan bastante más extrañas y curiosas de lo que sus proponentes iniciales hubieran deseado filosóficamente.

La dualidad onda-partícula , en el que se aprecia cómo un mismo fenómeno puede ser percibido de dos modos distintos, fue uno de los problemas filosóficos que planteó la mecánica cuántica .