Es decir, desde Viveros, donde se origina el río Pinilla, hasta Argamasilla de Alba, donde su corriente superficial desaparece por infiltración en el subsuelo.
No hay consenso a la hora de identificar cuál es el punto exacto en el que nace el Guadiana.
La leyenda de un río que desaparece y reaparece ha pervivido hasta el último tercio del siglo XX.
Incluso, actualmente, se toma como referencia en determinados artículos y manuales, además de en la tradición popular (como en la expresión ser como el Guadiana, que se emplea cuando algo ocurre a intervalos irregulares o cuando alguien o algo desaparece y reaparece sin avisar).
Ambos ríos fluyen en sentido norte-sur y presentan un régimen hidrológico muy irregular, claramente dependiente de las variaciones pluviales.
Transcurren por terrenos poco permeables, asentados sobre arcillas y margas, que favorecen la permanencia del curso.
Sin embargo, la sobreexplotación agrícola de la que han sido objeto en los últimos tiempos ha debilitado seriamente su caudal.
[10] Pasada la primera laguna, el río se ensancha y desborda creando una zona pantanosa conocida como Lagunazo del Guadiana.
Llega después a la Laguna Conceja y, una vez sorteada, se estanca en las de Tomilla, Tinaja, San Pedro, Redondilla, Lengua, Salvadora, Santos Morcillo, Batanera y Colgada, que se encuentran situadas a diferentes niveles.
[17] Salvada su presa, el río gira hacia el suroeste y vuelve a ser regulado en dos nuevos embalses.
A su paso por la comarca pacense de Vegas Altas, el río fija su rumbo en la dirección este-oeste.
[20] En esta capital se encuentra, además, con dos puentes monumentales: el de Palmas, erigido en el siglo XV, y el Real, inaugurado en 1994.
[21] A su salida de Badajoz, el Guadiana abandona la dirección este-oeste y gira hacia el sur.
Fue edificado en el año 1509 por el rey portugués Manuel I y derribado parcialmente en 1709, durante la guerra de Sucesión Española.
Baña la localidad de Pomarão y, tras aportarle el río Chanza, vuelve a marcar la frontera hispanolusa, redireccionándose nuevamente en la vertical norte-sur.
Atraviesa posteriormente el puente Internacional del Guadiana, inaugurado en 1991, que une la citada localidad con Ayamonte.
A diferencia de las cuencas del Ebro, Duero y Tajo, los otros tres ríos ibéricos que lo superan en longitud, no existen afluentes relevantes, dada la escasa altitud de las formaciones montañosas que rodean el curso del Guadiana.
En su tramo inferior, correspondiente aproximadamente al último tercio de su recorrido, el río incrementa notablemente su caudal medio, con valores que rondan los 78 m³/s.
El Guadiana se caracteriza, además, por una gran irregularidad interanual, cuantificada en un coeficiente de 10,5, así como por una estacionalidad muy acusada.
A ello contribuye también la elevada evaporación que se registra en la cabecera y en el tramo superior del Guadiana.
En lo que respecta a la parte española, la cuenca se encuentra regulada por la Confederación Hidrográfica del Guadiana.
Al oeste aparecen los ríos portugueses Sado y Mira, así como las cuencas hidrográficas de la región del Algarve.
Estas corrientes recorren terrenos pertenecientes al orógeno alpino, en lo que respecta a las áreas de cabecera, y a las cordilleras hercínicas, en referencia al trayecto que va desde Ciudad Real hasta la desembocadura del río en el océano Atlántico.
La cuenca del Guadiana presenta un clima mediterráneo continentalizado, con una estación seca muy definida y grandes oscilaciones térmicas.
En lo que respecta a cabecera, los tributarios más importantes se localizan en la margen derecha del río.
Por la derecha llega a continuación el Bullaque, el principal tributario de la cuenca alta del río.
Nace en la sierra de Calatrava y describe una trayectoria casi paralela a la del Guadiana, al que aporta por la izquierda.
El Ruecas y el Alcollarín, afluentes por la derecha, son los siguientes que se incorporan al Guadiana.
La cuenca baja del Guadiana está formada por rocas metamórficas de pizarra, originadas en el Carbonífero Inferior.
Otros afluentes de su cuenca han sufrido una suerte parecida como el Azuer, el Gigüela o el Jabalón.