[3] Las primeras fortificaciones las llevó a cabo Ibn Marwan, que mandó levantar unos muros de argamasa.
La última restauración musulmana la mandó realizar Abu Yahya ibn Abi Sinan, cuando era gobernador de la ciudad a comienzos del siglo XIII.
De entre las varias posibilidades que ofrecían los ingenieros militares, se decidió por acometer las obras siguiendo el sistema ideado por Vauban.
También se añadieron otros elementos defensivos tales como fosos, muros, etc., sin seguir un cierto orden por lo que fueron poco efectivos.
Tampoco se utilizaron materiales adecuados para hacer frente a la artillería moderna lo que llevó consigo importantes pérdidas de terrenos, edificios, etc. A finales del siglo XVII, entre los años 1690 y 1700, fue cuando se iniciaron las obras de la fortificación abaluartada.
De tal modo era así que el conde de Santiesteban escribió al secretario Pedro Coloma sobre las construcciones defensivas en Badajoz, en cuyo escrito comentaba que en Extremadura no había en esa época —1643— ninguna plaza segura en defensas, víveres, artillería y otras armas.
Solo Badajoz parecía tener las mínimas condiciones defensivas, pero el recinto amurallado existente era totalmente ineficaz.
Solamente la parte alta ocupada por la alcazaba podría tener unas ciertas condiciones apropiadas y, por tanto, las obras de las nuevas murallas deberían empezarse por esa zona.
También hay otros elementos defensivos como los fosos, glacis, puentes levadizos, escarpas, etc. y alguna que otra más pequeña edificación adosada o exenta al recinto.
[20] Se levantó sobre el barrio de San Salvador y en la actualidad está junto a un moderno parque.
Al descabezarse la Torre Vieja quedó enterrada, pero en excavaciones realizadas a finales del siglo XX se descubrió una buena parte de ella.
Están visibles las aberturas cañoneras que tenía en todos sus lados y aspilleras para fusilería a media altura del lienzo.
El baluarte posee las troneras de catorce cañones: cuatro en la parte frontal y cinco en cada lado.
Se conserva parte del monumento pues faltan los cuatro leones tallados en mármol, apoyados sobre sus ancas.
Junto con el del Baluarte de Santiago, son los únicos que conservan este sistema defensivo.
Ambas torres están rodeadas en su parte superior, por debajo de las almenas, por un cordón pétreo decorativo, característicos del siglo XVI.
Las torres tienen en su parte superior, a la altura de sus terrazas, acróteras o zócalos que sostienen los adornos.
La parte interior del arco exterior está adornado con huecos geométricos a modo de casetones.
[68] Esta puerta estuvo cerrada al paso de vehículos y personas durante mucho tiempo e, incluso, se utilizó como cloaca.
El portón o postigo de esta puerta estaba frente a la antigua calle del Río, ya que daba salida frente al Guadiana y que pasó a llamarse posteriormente «calle de Joaquín Sama».
Tenía características similares a la «Puerta del Pilar», ya que, aunque esta puerta se derribó en el año 1962, según las fotos y descripciones que se conservan estaba constituida por un arco rebajado flanqueado por columnas y rematado por una cornisa.
A comienzos del siglo XXI se descubrieron sus cimientos que permanecían enterrados desde cuando fue clausurada y, después, derruida.
[80] Está situado en la margen derecha del río Guadiana sobre el «Cerro de San Cristóbal» al que rodea la carretera EX-100.
Los semi-baluartes, orientados al sur, están unidos mediante una gola aspillerada que es un estrechamiento en la parte triangular del propio revellín en el lugar de contacto con la muralla.
[91] El hornabeque es una defensa exterior a los recintos amurallados y constaba de un muro cortina que unía dos semi-baluartes.
[92] La «Cabeza del Puente» estaba protegida por un hornabeque de este tipo y está compuesto por dos semi-baluartes unidos por un muro cortina entre ellos.
[92] El fortín de la Cabeza del Puente y el fuerte de San Cristóbal tuvieron una gran importancia en la guerra que enfrentó a España contra Portugal, ya que fueron sometidos a varios ataques y asedios.
Durante los primeros años del siglo XXI ha sufrido numerosas modificaciones si bien ha conservado muchos de sus elementos principales.
Junto a este se encuentra el auditorio municipal Ricardo Carapeto, de ahí su nombre popular.
En 1811, cuando los franceses toman Badajoz, lo primero que hacen es abrir contraminas entre los baluartes de Santiago y San Vicente.