La Talanquera era una posición avanzada situada en las alturas próximas a la posición llamada El Serrallo, donde entonces tenían el cuartel general los sitiadores, con una batería cerca instalada de artillería gruesa, la más potente de las catorce que continuamente bombardeaban Ceuta.
Se presentó voluntario, consiguiendo arrasarla, destruyendo la batería que más disparaba sobre Ceuta e incendiando después El Serrallo, obligando a los sitiadores a abandonarlo y teniendo que retroceder hasta Tetuán.
En la batalla de Bailén combatió con su división en la vanguardia del general Peña, abriendo fuego el primero.
Al agotársele las municiones, cargó sus morteros con piedras, que hicieron tanto daño a los franceses que su general, Seult, protestó porque “esa forma de combate no era de cortesía militar”.
Fue herido hasta ocho veces en combate, y siempre se negó a ser retirado de la batalla.
El general Menacho estaba decidido a no entregar la ciudad, aún si el recinto exterior era asaltado por las tropas sitiadoras; para ello mandó levantar barricadas y artillar algunas casas, abriendo aspilleras desde donde disparar.
Posteriormente se hizo cargo de los restos, su bicornio y otra vestimenta el Museo del Ejército.