Con anterioridad, los artistas estadounidenses habían basado la mayoría de su obra en la pintura occidental y las artes europeas.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Nueva York reemplazó a París como el centro del mundo artístico.
Realizó emblemáticos retratos de la clase comercial progresivamente próspera, pero marchó a Inglaterra en 1774 y allí su obra pareció perder fuerza.
Más aceptación tenía la representación del paisaje, en todas sus formas, como los panoramas de Robert Fulton o los cosmoramas.
Con Thomas Cole a la cabeza, los pintores del río Hudson combinaron su gran destreza técnica con el paisaje romántico.
En la segunda mitad del siglo se produjo una auténtica explosión de cuadros representando el paisaje nacional en lienzos inmensos con un carácter espectacular.
A esta escuela pertenecieron también John Frederick Kensett, Frederic Edwin Church y Albert Bierstadt.
Cultivan una pintura realista, influida por el enfoque directo y la visión sencilla de la escuela del río Hudson.
Winslow Homer representó al mundo rural estadounidense: el mar, las montañas y las gentes que vivían cerca de ellos.
Algunos son considerados estadounidenses, pero desarrollaron gran parte de su carrera en Europa, encontrándose con otros artistas europeos en París y Londres, como la impresionista Mary Cassatt o Whistler.
A John Singer Sargent se le acaba considerando estadounidense solo por su nacionalidad al haber nacido en Florencia (Italia) de padres estadounidenses; famoso retratista, que también pintó paisajes, fue un expatriado que pasó gran parte de su vida en Europa.
Tras la Primera Guerra Mundial, muchos artistas estadounidenses desarrollaron las tendencias modernas que emanaban del Armory Show o «Exposición del Arsenal», que en 1913 expuso al público estadounidense obras europeas de vanguardia junto a otras autóctonas de realismo social.
En este período de entreguerras la pintura estadounidense estuvo marcada sobre todo por el cubismo, entendido muchas veces como mera geometrización.
Destacó en esta línea Edward Hopper, que reflejó con original realismo las ciudades y los pueblos estadounidenses.
Aunque este movimiento incluyó artistas de todo el país, se centró en Harlem, donde trabajaron.
Se produjo un arte de protesta social, estilísticamente similar al que promovieron algunos artistas en la Unión Soviética y los muralistas en México.
En todas partes, los artistas crearon extraordinarios ataques pictóricos a los sistemas sociales en multitud de pinturas y murales públicos.
Siempre se ha criticado como demasiado grande y paradójico, sin embargo la definición común implica el uso del arte abstracto para expresar sentimientos, emociones, lo que hay dentro del artista y no lo que queda fuera de él.
Aunque los numerosos artistas abarcados por esta denominación tienen estilos ampliamente diferentes, los críticos contemporáneos encontraron varios puntos comunes entre ellos.
A menudo intentaron composiciones espontáneas, intuitivas e instintivas de espacio, línea, forma y color.
La primera generación de expresionistas abstractos estuvo compuesta por artistas como Jackson Pollock, Willem de Kooning, Mark Rothko, Franz Kline, Arshile Gorky, Robert Motherwell, Clyfford Still, Barnett Newman, Adolph Gottlieb, Philip Guston, Ad Reinhardt, Hans Hofmann, James Brooks, William Baziotes, Mark Tobey, Bradley Walker Tomlin, Theodoros Stamos, Jack Tworkov y otros.
Dos de los principios aplicados a este movimiento son el énfasis e intensificación del color y las amplias superficies.
Esta colour-field painting fue cultivada en los años cincuenta por Newman, Rothko, Still, Reinhardt, Gottlieb y Motherwell.
El grupo pop art lo forman Andy Warhol, Roy Lichtenstein, James Rosenquist, Jim Dine, Robert Indiana, Tom Wesselmann, Ronald Kitaj y Claes Oldenburg.
Oldenburg fabrica objetos de la vida cotidiana (hamburguesas, navajas, etc.) a tamaños descomunales que instala en ocasiones en espacios al aire libre.
En esta misma década surgió, en San Francisco (California), y como reacción a la falta de objetividad del expresionismo abstracto, el Funk art.
Más tarde surgieron otros movimientos abstractos como Fluxus y el posminimalismo (un término acuñado por vez primera por Robert Pincus-Witten en un artículo publicado en la revista Artforum en 1969; refiriéndose a la obra de la artista Eva Hesse, dijo que era post minimal art o «arte posminimalista»).
El posminimalismo a menudo incorporó materiales industriales, materia bruta, objetos encontrados, instalaciones, repeticiones seriales y a menudo con referencias al dadaísmo y el surrealismo está ejemplificada mejor en las esculturas de Eva Hesse.
La Bad painting surgió a principios de la década de los ochenta; es una «mala pintura» que recuerda al art brut y que forma parte de un movimiento internacional más amplio (con los nuevos fauves alemanes o la transvanguardia italiana) en la que se abandonaba el intelectualismo del arte conceptual y se reivindicaba el «mal gusto» del arte marginal.
Para finales de la década de los setenta, sin embargo, se consideró «fracasado» el arte conceptual, y se intentó un nuevo discurso artístico cuyo ejemplo inicial fue la exposición Pictures, celebrada en Nueva York en 1977, en la que expusieron artistas como Jack Goldstein, Robert Longo y Sherrie Levine.