El neoexpresionismo se inspira en el expresionismo alemán y sus exponentes, Emil Nolde, Max Beckmann, George Grosz, además de otros artistas con estilo altamente emotivo como James Ensor y Edvard Munch; igualmente se nutren del arte tradicional, especialmente el germánico: Durero, Bruegel, El Bosco, Rembrandt.
El neoexpresionismo destaca por obras de gran tamaño, con una técnica agresiva: el "dripping", pinceladas gestuales aplicadas violentamente sobre la tela.
En Estados Unidos, específicamente en Nueva York, se difundió con gran éxito la obra de los neoexpresionistas alemanes, ejerciendo una gran influencia sobre los artistas neoyorquinos, los cuales retoman este estilo; sin embargo, en los Estados Unidos los artistas desarrollan planteamientos estéticos muy diferentes unos de otros, creando una obra menos homogénea que la alemana.
Utilizaban generalmente colores básicos muy saturados, formando manchas planas o, en el caso de Haring, líneas y contornos muy definidos.
Georg Baselitz y Eugen Schönebeck, que se habían conocido en la Hochschule für Bildende Kunst de Berlín, presentaron en 1961 su "1er Manifiesto del Pandemonio", en el que se rebelaban contra las formas artísticas establecidas y reclamaban un nuevo estilo expresivo de pintura.
Bajo el mismo título, expusieron sus pinturas en la galería de Michael Werner y Benjamin Katz en Berlín.
A partir de Art Informel, artistas como Walter Stöhrer [2] persiguieron en esta época planteamientos similares, elaborados sobre todo en Berlín por pintores como Peter Chevalier, Rainer Fetting, Dieter Hacker, Markus Lüpertz, Helmut Middendorf y por los fundadores del grupo Visión (1960-64), Karl Horst Hödicke y Bernd Koberling.
El enfoque es en la subjetividad para expresar sentimientos profundos a través de pinceladas espontáneas y caóticas.
[18] Por su parte, el neoexpresionsmo busca representar objetos identificables, a menudo distorsionados, con colores vibrantes y temas que pueden incluir referencias históricas o mitológicas.