Fue un declarado antisemita —denunció el supuesto «dominio judío en todas las artes»— y militó en el Partido Nazi —en 1933 fue invitado de honor de Himmler—, aunque su obra fue incluida en la exposición del arte degenerado montada por los nazis en Múnich en 1937 —pero no en la gira que se realizó por toda Alemania en 1939—.
Tras esto Nolde recibió y mantuvo siempre su nacionalidad danesa, si bien culturalmente era alemán.
«Nolde quiso ser un gran artista del régimen [nazi], pero en el nazismo había visiones radicalmente contrapuestas sobre su creación.
Se acabaron imponiendo estos últimos, pese a lo cual Nolde siempre sería nazi».
[2] Al acabar la Segunda Guerra Mundial se presentó como un represaliado por el nazismo y tras su muerte en 1956 la Fundación Nolde ayudó a construir esa imagen idealizada publicando las memorias del pintor de las que fueron excluidos los pasajes antisemitas.