[3] Algunos antifeministas ven su ideología como una respuesta a la de un feminismo que consideran tiene sus raíces en un pensamiento antimasculino.
Kimmel sostiene que los antifeministas consideran la «división tradicional del trabajo por género como natural e inevitable, quizás también sancionada por Dios».
[cita requerida] Daphne Patai y Noreta Koertge argumentan que mediante el etiquetado de estas mujeres como antifeministas, la intención es silenciar e impedir cualquier debate sobre el estado del movimiento.
Emma Goldman, por ejemplo, fue considerada (erronéamente) como antifeminista durante su lucha contra el sufragismo en Estados Unidos.
[cita requerida] Décadas más tarde, sin embargo, se la anuncia como una de las fundadoras del anarcofeminismo.
La propaganda nazi también enfatizó la vuelta a la familia patriarcal tradicional: la mujer debía dedicarse a las tres "k" (kinder, kirche, küche, es decir: hijos, iglesia, cocina), y se hizo del cuerpo femenino una cuestión política dado que solo las mujeres sanas y fuertes serían capaces de mejorar la raza aria.
[13] El nazismo llevaría al extremo la división de sexos, destruyendo así los avances en igualitarismo alcanzados por la República de Weimar, y ello por dos razones: para reducir la competencia en el mercado laboral debido a la crisis económica y, sobre todo, porque la desigualdad entre razas —núcleo ideológico del nazismo— desembocó a su vez en una desigualdad entre los sexos; en palabras del historiador Richard Grunberger: «El antifeminismo era una variante no mortal del antisemitismo».
Con la derrota republicana en la Guerra Civil y el establecimiento de la dictadura franquista, se destruyen los avances feministas alcanzados.