Con la ayuda de dos buques ingleses, las tropas españolas atacaron por tierra y mar desde la península del Morrazo.
Morillo, organizado ya su ejército, decidió marchar hacia la ciudad de Pontevedra.
Las tropas españolas cortaron dos arcos del puente sobre el río Verdugo y se atrincheraron en la orilla sur con la intención de detener el avance del Cuerpo de Ejército, mandado por el mariscal Michel Ney.
Al día siguiente, Ney ordenó a una parte de sus fuerzas que atacaran en Caldelas, dos leguas río arriba, cuyo puente no había sido destruido.
Esta fue penosa porque el ejército francés resultó acosado por los guerrilleros que atacaban y mataban a los soldados rezagados.
Algunas cañoneras españolas, de las que una estaba comandada por el capitán Winter, se adentraron en el río por Puente Sampaio.
El día 8 los franceses fueron repelidos en dos ocasiones para pasar Puente Sampaio y Sotomayor, las perdidas fueron de unas 100 personas en cada bando.