Fue enviado a España en 1808 al serle encomendado el mando de la fuerza expedicionaria británica.
Llegó a coronel y se convirtió en ayudante del general Sir Charles Stuart.
En 1798 ya era comandante general y sirvió durante la represión terrible de la rebelión republicana en Irlanda.
Tenía reputación de ser un jefe humano excepcional y formador de hombres; se decía que cuando se construía un nuevo edificio en el campamento y el arquitecto le preguntaba dónde colocar los pasillos, le decía que esperase a ver por donde iban los hombres, y que entonces pusiese los pasillos ahí.
A iniciativa suya se construyeron las torres Martello, siguiendo un patrón que le había impresionado en Córcega, donde estaba la torre prototipo en la Punta Mortella, que había ofrecido una tenaz resistencia a las fuerzas marítimas y terrestres británicas.