Existen además otros textos hagiográficos, entre los que se destaca la Conversio, quizá influida por la mística femenina benedictina.Una noche se le apareció Cristo y decidió, en ese momento, consagrarle su vida, considerándose, desde entonces, su prometida.El emperador Majencio (306-312), o más probablemente Maximino (308-313, quien era Augusto de Oriente, al contrario que Majencio) acudió a Alejandría para presidir una fiesta pagana, y ordenó que todos los súbditos hicieran sacrificios a los dioses.Ordenó entonces llamar a los grandes sabios del imperio para que debatiesen con ella y la refutaran.Allí fue visitada por la propia emperatriz y por un oficial, Porfirio, quien también terminó por convertirse junto con otros doscientos soldados, según señala la Passio.El emperador ordenó entonces que torturaran a Catalina utilizando para ello una máquina formada por unas ruedas provistas de unas cuchillas afiladas.Además mandó decapitar a Catalina, pero de la herida no salió sangre sino leche.El primer vestigio de su devoción se encuentra en una pintura del siglo VIII hallada en Roma.La rueda que se utilizó para su suplicio está, casi siempre, representada detrás de ella.[2] También Harold T. Davis confirma que "la investigación asidua no ha logrado identificar a Catalina con ningún personaje histórico" y ha teorizado que Catalina fue un invento inspirado como contrapartida a la historia de la filósofa pagana Hipatia,[3][4] con roles invertidos de cristianos y paganos.El monasterio fue construido por orden del emperador Justiniano I, al que se añadió la Capilla de la Zarza Ardiente construida por Helena, madre de Constantino I, en el lugar donde supuestamente Moisés contempló la zarza ardiente.Actualmente, el lugar de esparcimiento es el secano, donde la gente se reúne para comer en el campo y degustar platos elaborados con hierbas aromáticas.
Santa Catalina de Alejandría
, representada con una rueda, uno de los símbolos de su martirio. Ícono del monasterio homónimo situado en el
monte Sinaí
, siglo
XVII
.
El martirio de Santa Catalina
, por
Rubens
(hacia 1615).