En Mallorca es conocida por el nombre de la beata o la beateta.
Fue la sexta de siete hermanos que quedaron huérfanos desde 1541, año en el que murieron la madre y el abuelo paterno (el padre había muerto antes, en 1535).
Tuvo la suerte de contar con la amistad de una familia acomodada gracias a la cual tuvo acceso a clases particulares, lo que le permitió ser una persona con una buena educación intelectual.
Se habla experiencias místicas vividas en el convento, así como de visiones en las que se le aparecían santos y ángeles y que le permitían prever el futuro.
Especialmente en Valldemosa, pero en general en toda la isla de Mallorca, está muy presente santa Catalina Thomàs dentro de la cultura popular.