Catalina Volpicelli

Desde su juventud sintió el llamado a consagrarse en la vida religiosa, por ello inició su experiencia vocacional en un monasterio de vida contemplativa, el cual tuvo que abandonar por su delicada salud.[3]​ Con las jóvenes que le acompañaban en sus obras de caridad, Catalina Volpicelli comenzó la institucionalización del grupo, dándole un marcado énfasis religioso.[2]​ La fundadora se encargó por todos los medios posibles, de conseguir la aprobación pontificia del instituto, debido a que cierto ambiente contrario a su obra se había filtrado en las filas de la Curia romana.Cuatro años más tarde, Volpicelli murió en Nápoles (28 de diciembre).[4]​ Sus restos se veneran en el Santuario diocesano del Sagrado Corazón de la Salud en Nápoles.