Otros elementos en ocasiones conectados con las placas conmemorativas son los carteles indicadores de los nombres de las calles, que en algunos casos incluyen textos y también imágenes alusivas al personaje al que hacen referencia.
Esta característica hace a las placas distintas de otros elementos epigráficos, que suelen tener una función principal no accesoria.
[7] Mientras tanto, el hábito de colocar placas conmemorativas, tanto promovidas por organizaciones públicas como privadas, se extendió por todo el mundo, y a finales del siglo XIX y a comienzos del siglo XX, eran habituales este tipo de marcadores históricos, que con el paso del tiempo se han ido formalizando una vez que las entidades municipales se han ido encargando directamente de su gestión.
[8] El Reino de Benín, que floreció en la actual Nigeria entre los siglos XIII y XIX, tenía una tradición escultórica sumamente rica.
Otros marcadores históricos son promovidos por organizaciones sin ánimo de lucro, empresas, asociaciones locales o particulares.
La Royal Society of Arts[18] estableció en 1866 el primer plan en el mundo para la colocación de placas conmemorativas históricas.
[19] El color original de las placas era azul, pero el fabricante Minton, Hollins & Co lo cambió a marrón chocolate para ahorrar costes.
[25] Desde entonces, se sucedieron las placas de homenaje en la ciudad, resaltando todo tipo de celebridades relacionadas con Madrid, como los escritores Benito Pérez Galdós,[26] Carlos Arniches o Camilo José Cela; médicos como Gregorio Marañón[27] o numerosos toreros.
[29] No sería hasta 1990, año en que se puso en marcha el Plan Memoria de Madrid, cuando se dio curso a una iniciativa municipal para resaltar lugares de valor histórico, personas relevantes relacionadas con estos lugares y determinados edificios singulares.
Los programas estatales, como el California Register of Historical Resources, permiten que los lugares catalogados coloquen sus propios marcadores.
Por ejemplo, el programa "Preservation Worcester" (en Worcester, Massachusetts), permite que una persona registre su casa u otra estructura de al menos cincuenta años de antigüedad si el edificio está bien conservado, mantiene su carácter original e importancia para la arquitectura, la cultura o la historia, o la naturaleza del vecimdario local.
[38] En el mismo estado, el vecindario de Charlestown (Boston), tiene su propia asociación local para administrar marcadores históricos.
Los marcadores tienen sus textos principalmente en tagalo, aunque también hay algunos en inglés, especialmente los instalados durante la ocupación estadounidense.
Los marcadores en idiomas regionales como cebuano, ilocano y pampango, igualmente promovidos por la NHCP, también son habituales.
Muchos marcadores de la era estadounidense resultaron destruidos o desaparecieron durante la Segunda Guerra Mundial.
Aunque pueden tener el permiso del NHCP, estos marcadores no pueden usar el escudo de Filipinas.
También puede recordar brevemente, no un evento, sino la historia del lugar frente al que se coloca con carácter de memoria patrimonial.
Un ejemplo es el sistema de placas azules gestionadas por English Heritage en Londres, aunque originalmente adoptaron distintas formas y colores.
Otras placas son gestionadas por sociedades cívicas, ayuntamientos o grupos de historia local, y a menudo, operan con criterios diferentes.
En Rusia son muy abundantes las placas conmemorativas, en las que se recuerdan numerosos acontecimientos históricos y personajes relevantes del país.
La falsificación se filtró al historiador Herbert Eugene Bolton en 1936, quien la presentó como un hallazgo sensacional.