El libertarismo considera la propiedad y los mercados libres como las bases más sólidas para garantizar la libertad individual.
En el origen del movimiento libertario moderno en la mitad del siglo XX los pensadores libertarios no buscaron generar nuevos fundamentos de filosofía social sino ser continuadores filosóficos de los radicales y manchesterianos bajo un nuevo nombre.
Sin embargo rápidamente empezaron a surgir propuestas revisionistas para proponer otros fundamentos de filosofía moral o nuevas síntesis con filosofías políticas sin conexión histórica directa con el liberalismo de libre mercado.
El principio se ha utilizado para oponerse a políticas como las leyes de delitos sin víctimas, los impuestos o el servicio militar obligatorio.
Los minarquistas sostienen que el Estado es útil para proteger a las personas contra la agresión, el robo, el incumplimiento de contratos y el fraude.
[28] Los anarcocapitalistas argumentan que el Estado viola el principio de no agresión por su naturaleza porque los Estados usan la fuerza contra aquellos que no han robado o vandalizado la propiedad privada, asaltado a alguien o cometido fraude.
Verbigracia, se lo puede defender sobre una base utilitarista o sobre una contractualista;[33] sin embargo, principalmente ha sido planteado como una doctrina de derechos naturales, y más recientemente como una doctrina sobre el uso del consenso y el diálogo (ética de la argumentación).
Resumiendo, a nivel de filosofía moral o ética existen libertarios que adhieren a una justificación del libertarismo por sus principios éticos[38] los que lo justifican por sus consecuencias sociales consideradas beneficiosas,[39] y otras justificaciones morales, además algunos libertarios pueden sostener perspectivas híbridas.
[44] Si bien conceptualmente no existen grandes diferencias de opinión sobre este tema, a veces los libertarios pueden no coincidir sobre a qué conflicto armado debe calificárselo como guerra defensiva o justa.
[53] Por otro lado, en cuestiones sociales, el libertarismo tiende a tomar posiciones distanciadas de la derecha política y que se asocian comúnmente con corrientes de izquierda, como el oponerse a cualquier legislación que restrinja las relaciones sexuales consentidas entre adultos (p. ej.
El término libertarismo viene de la palabra «libertario», que en este caso es la traducción al español del inglés libertarian significando 'partidario de la libertad', la misma que en el contexto del mundo angloparlante tiene al menos dos usos comunes antiguos, previos y con alguna afinidad filosófica referente a la libertad individual; uno filosófico-metafísico[75] y otro filosófico-político.
[79][80] Este debate entre libertarismo en sentido filosófico-metafísico y determinismo continuaría hasta el temprano siglo XIX, especialmente en el campo de la teología protestante.
[82][83] H. L. Mencken y Albert Jay Nock fueron las primeras figuras prominentes en los Estados Unidos en llamarse a sí mismos «libertarios» en privado.
[99] El libertarismo en los Estados Unidos se desarrolló como movimiento intelectual en la década de 1950, ya que muchos en la Old Right y personas de creencias liberales clásicas en los Estados Unidos comenzaron a describirse como libertarios.
[140] Aboga por las libertades civiles con un gobierno limitado bajo el imperio de la ley y la creencia en la política económica del laissez-faire.
Un referente de esta generación del liberalismo clásico es el sociólogo y pensador inglés Herbert Spencer, quien se aproximó a un anarquismo filosófico.
[149] Robert Nozick recibió el Premio Nacional de Libros en la categoría Filosofía y Religión[117] por su libro Anarquía, Estado y utopía, que se inspiró parcialmente por conversaciones filosóficas que tuvo con Murray Rothbard.
Esta tendencia de políticas públicas habría sido liderada intelectualmente por economistas como Friedrich Hayek y Milton Friedman,[152] quienes abogaron por la reducción del Estado y el retorno al liberalismo clásico (o liberalismo neoclásico).
Hayek y Friedman nunca utilizaron el término «neoliberalismo» para referirse a sus ideas sino que utilizaron el término «liberalismo clásico» para identificarse, pero algunos comentaristas políticos usaban liberalismo clásico para referirse a todo liberalismo de antes del siglo XX, no para designar ningún conjunto particular de puntos de vista políticos y, por lo tanto, consideraron que todos los desarrollos modernos son, por definición, no clásicos.
Por un lado, varios libertarios han llegado al libertarismo tras sentirse inspirados por las novelas de Ayn Rand.
Ayn Rand sirvió de inspiración a muchos jóvenes durante los años 1950 y 1960.
[159] Por esta influencia Jerome Tuccille tituló «Normalmente comienza con Ayn Rand» (It Usually Begins With Ayn Rand, 1972) su historia sobre el movimiento antiestatista pro-capitalista que surgió como movimiento libertario durante los 1960 e inicios de los 1970.
[160] Una teoría similar apareció dentro del ambiente del más reciente movimiento libertario, fue formulada en Estados Unidos en la década de 1980 y estos voluntaristas contemporáneos suelen agregar el rechazo a la política electoral como elemento constitutivo de su filosofía política.
La mayoría de libertarios evita promover abiertamente las revoluciones violentas, por considerarlas moralmente ambiguas o estratégicamente contraproducentes, y es más probable que apoyen la resistencia no violenta, la desobediencia fiscal y otras formas de desobediencia civil.
La intersección entre libertarismo y la política verde[164] se refiere a que el libre mercado proporciona resultados ambientalmente beneficiosos (o benignos).
[165] Garvan Walshe sugiere que la condición lockeana debería tener en cuenta las preocupaciones ambientales.
Chomsky también ha argumentado que las formas más radicales de libertarismo, como el anarcocapitalismo, son totalmente teóricas y nunca podrían funcionar en la realidad debido a la dependencia de las empresas en la infraestructura y los subsidios del Estado.
[170] Desde la derecha política, el filósofo conservador tradicionalista Russell Kirk criticó el libertarismo, citando la expresión de T. S. Eliot «sectarios ruidosos» para describirlos.
[171] También declaraba que aunque los conservadores y los libertarios comparten el rechazo al Estado totalitario, no tienen nada más en común.
[172] Frank Meyer, teórico del «fusionismo», identificó a Kirk como un estatista e irracionalista filosófico.