Anarquía, Estado y utopía

Anarquía, Estado y utopía es un libro de filosofía política escrito por Robert Nozick.Actualmente, Fondo de Cultura Económica y Editorial Innisfree son quienes publican la edición en castellano.Asimismo, ha sido traducido a 11 idiomas y calificado como uno de los «100 libros más influyentes desde la Segunda Guerra Mundial» por el Times Literary Supplement.Por eso afirma Nozick que los derechos, así concebidos, «reflejan el principio kantiano subyacente, de que los individuos son fines, no simplemente medios; no pueden ser sacrificados o usados, sin su consentimiento, para alcanzar otros fines.[AEU 2]​ En consecuencia, y conforme a este principio, las personas no pueden ser nunca empleadas como meros medios con vistas a la consecución de fines socialmente deseables: «Las restricciones indirectas expresan la inviolabilidad de otras personas.Pero ¿por qué no se puede infringir esta inviolabilidad por un bien social mayor?Sin embargo, no hay ninguna entidad social con un bien, la cual soporte algún sacrificio por su propio beneficio.En concordancia con ellos, dice Nozick, «una línea (o un hiperplano) circunscribe un área de espacio moral alrededor de un individuo», de modo que «una persona [...] puede decidir hacerse a sí misma cosas que traspasarían los límites que rodean al espacio moral de su persona si fueran hechas por cualquier otra sin su consentimiento [...] El consentimiento voluntario abre la frontera para cruzar [...] Mi posición no paternalista sostiene que alguno puede decidir (o permitir a otro) hacerse a sí mismo cualquier cosa, salvo que haya adquirido la obligación ante cualquier tercero de no hacerlo o no permitirlo.»[AEU 4]​ Nozick no ofrece una argumentación completa de los derechos naturales.Además, como Locke, Nozick supone, al menos como hipótesis metodológica que, 3) dichas reglas son generalmente respetadas en estado de naturaleza.Por último, en estado de naturaleza, ante una transgresión, cada individuo puede hacer valer sus derechos por sí mismo o por otro que se presta a ayudarlo para ello.Llegado a este punto, la Agencia de Protección dominante tiene el cuasimonopolio del uso de la fuerza en un territorio, pues aún pueden quedar independientes que prefieran, pese a todos los inconvenientes, hacerse justicia por sí mismos.Por esta razón, Nozick llama a la Agencia de Protección dominante como Estado ultramínimo.Contrariamente a lo que Rawls parece implicar con su tratamiento del problema, la creación y distribución de los bienes tienen una historia (alguien los creó, alguien los transfirió, etc.) de modo que éstos siempre están vinculados a alguien y resulta, por tanto, injusto intentar determinar su posesión sin atender a dicha historia.Si los bienes cayeran como maná del cielo, o si nos encontráramos con los bienes como quien se encuentra una tarta que luego hay que repartir, entonces la aproximación de Rawls al problema de la justicia social sería el correcto.Pero como no es ese el caso, la teoría de Rawls, pese a sus méritos, debe ser rechazada.Conforme al primero, cualquier utopía particular (que se ajuste a la condición general de no ser impuesta a la fuerza) puede ser concebida y planeada; conforme al segundo mecanismo, de filtro, solo proliferarán y serán estables aquellas comunidades que logren ganarse la adhesión voluntaria y permanente de la gente.