A finales de 1936 encabezó una misión propagandística en México y posteriormente se convirtió en agente del NKVD en España.
[6][7] Caridad estudió en el colegio religioso del Sagrado Corazón de Sarriá, pasando temporadas también en los centros que la congregación católica tenía en París y en Londres.
[7] Al parecer, durante su adolescencia sintió la llamada de la vocación religiosa, aunque no llegó a decantarse por ella.
Ambos prometidos montaban a caballo y, según afirmó Caridad misma posteriormente, se enamoró de Pablo Mercader por su maestría como jinete.
Mercader tenía un carácter afable, políticamente se alineaba con el nacionalismo conservador catalán y había sido miembro del somatén.
Pablo Mercader, aparentemente un devoto padre de familia, en la intimidad mostraba, según su esposa, algunas aficiones sexuales poco convencionales.
[d][18][19] En pleno auge del pistolerismo en Barcelona, Caridad frecuentó círculos anarquistas, llegando incluso a proporcionarles información con la que atentar contra los intereses empresariales de los Mercader.
[26] Sin embargo, según Luis, su padrino, al que no identificó por su nombre, había sido miembro de la Croix-de-feu —una organización fascista francesa, fundada en 1927—.
«Creí realmente que allí me volvería loca», le confesó tiempo después Caridad a su hijo Luis.
[34] Levine sostuvo que[i] Caridad disfrutaba contando a sus más cercanos cómo Maurice Thorez —secretario general del PCF—, Jacques Duclos y otros dirigentes comunistas franceses se comportaban en la cama.
Ingresó en el PCF y allí conoció a André Marty, de quien sería secretaría posteriormente, durante la Guerra Civil Española.
[36] Al proclamarse la República en España, en 1931, Ramón volvió a Barcelona, donde logró un empleo en el hotel Ritz.
[54] Prueba de su prestigio fue la obra del escritor y revolucionario cubano Juan Marinello, que conoció a Caridad Mercader en 1937.
Allí, la oficialidad desertó, pasándose al bando sublevado,[62] en tanto que los integrantes de la expedición fueron detenidos por las autoridades cubanas, hostiles a la República española.
Meses después, en abril, Luis habría sacado sus conclusiones: «...me enteré de que mi madre estaba relacionada con los soviéticos (los llamábamos así).
[83] Respecto a quién fue su introductor en el aparato de espionaje soviético, se han manejado habitualmente dos opciones: Erno Gerö y Leonid Eitingon.
Se ha especulado frecuentemente acerca de si Caridad Mercader y Eitingon —siete años menor que ella— fueron amantes.
[87] Historiadores como Robert Conquest o Hugh Thomas se pronunciaron en el mismo sentido, en tanto que Sudoplátov, el jefe del departamento de Operaciones Especiales del NKVD durante la Segunda Guerra Mundial, lo negó: «... esto hubiese ido en contra de las buenas prácticas profesionales.
En su huida hacia la Unión Soviética pasó tres semanas en Barcelona, donde habría conocido a Ramón Mercader.
[97] Por su parte, a pesar de que sus hijos Montserrat y Luis vivían también en París, Caridad no compartió alojamiento con ellos.
El plan no fue perfilado hasta julio y solo a principios de agosto fue aprobado personalmente por Stalin.
[1] Ofelia Domínguez Navarro, jurista, escritora y militante comunista cubana formó parte del equipo defensor de Ramón Mercader en México.
Luis se alistó en el Ejército Rojo tras adquirir la ciudadanía soviética, necesaria para unirse a la milicia.
[ag] Piura la describió así durante sus años en la Unión Soviética: «...una mujer excepcional que se sentía psuquera y muy vinculada a Cataluña.
[132][ah] De hecho, según Luis Mercader, en el periodo transcurrido entre su estancia en la OMSBON y su salida del país, «Caridad se pasaba los días sentada en la cama, vestida, con almohadas detrás de la espalda, el pitillo en la boca, tomando café tras café, y tejiendo».
[132] En total contraposición, Castro también le atribuyó misiones en Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda y Bélgica, en las que habría estado involucrada en el asesinato de unas treinta personas.
[131][141] Durante la guerra, su hija Montserrat permaneció en Francia, donde trabajó para las organizaciones comunistas de la Resistencia Francesa.
[26] Según Castro Delgado, poco antes de que Caridad saliera del país, Luis Mercader le habría confesado su disgusto por el hecho: «Mi madre se va a Cuba, y luego indudablemente, se presentará en México, pero me sacrifica al dejarme aquí.
[26] Caridad hizo caso omiso y una vez fuera de la URSS viajó, vía Turquía, a México.
Para Luis, su madre nunca pudo reconocer el fracaso del comunismo y que habían luchado «por una utopía».